Si hay un paisaje que no puede dejar de sorprender e indignar en el nevado invierno bucarestino es el de los conocidos como "hombres de la calles" (oamenii strazii) que, si bien son habituales en todas las estaciones del año, en los días en los que los termómetros no suben de los -20 grados e incluso las calefacciones de las casas no dan a basto resaltan haciendo contrasta con el blanco de la nieve sobre la que viven y duermen, explica el autor de un Vallekano en Bucarest.

Algunos vagabundos de la capital rumana no tienen la curiosa suerte de otros que habitan, huyendo del frío y de la miseria, las alcantarillas de la ciudad. Aunque parezca increíble, incluso el subsuelo de Bucarest está superpoblado, y no solo de ratas. Los "Sin techo" buscan el calor que sale desde las salidas de ventilación de las canalizaciones del sistema de calefacción de la ciudad, que trae el agua calentada con carbón en las centrales ubicadas en cada sector de la ciudad a través del subsuelo hasta cada edificio. Así que es muy común ver como junto a estas salidas se agolpan los mas miserables de la ciudad buscando algo de calor que les haga soportar un poquito mejor los helados atardeceres y las gélidas madrugadas. Y esto no solo sucede ante la mirada en general huidiza, e incluso desdeñosa, del resto de los habitantes de la ciudad, sino ante las propias narices de las autoridades.

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