​Los rumanos aprenden desde el pasado septiembre de manera obligatoria el papel que tuvo el país en el exterminio de los judíos, para, según el primer ministro, afrontar “el lado oscuro” de su historia, escribe el diario El País.

Livia y Heidi, dos gemelas de Sighetu Marmatiei, una ciudad transilvana situada al norte de Rumania, fueron deportadas junto a su familia en 1944 del gheto al campo de exterminio de Auschwitz, en la Polonia ocupada por los nazis. Allí, un médico las esperaba para llevar a cabo experimentos atroces con el objetivo de conseguir partos múltiples de niños arios. Las dos hermanas sobrevivieron de milagro y con el avance aliado fueron transferidas a Bergen Belsen, ya en Alemania, hasta su liberación. Livia, de 97 años, aún vive para narrar su calvario. Darius Bogeag, estudiante del nuevo curso Historia de los judíos. Holocausto que imparte el Instituto de Secundaria Matei Basarab de Bucarest, relata esta tétrica historia de las hermanas Frankel por el impacto emocional que ha tenido sobre él tras escuchar el testimonio de la superviviente.

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