​​Desde que la política proeuropea Maia Sandu asumió la presidencia de Moldavia a finales de 2020, el país ha visto crecer la presión de Rusia sobre el Gobierno. Con la tensión en torno al conflicto de Ucrania de fondo, la pequeña antigua república soviética, de apenas 2,6 millones de habitantes, se considera víctima de una guerra híbrida que se traduce en la amenaza de misiles rusos que sobrevuelan su espacio aéreo, el pirateo de información privada de sus dirigentes y una crisis energética azuzada... Lea el artículo completo en El País.

Maia SanduFoto: - / Sputnik / Profimedia