La política geoestratégica de la Unión Europea ha puesto de manifiesto un proceso cada vez más acentuado de toma de conciencia del papel relevante que reviste el Mar Negro, en un contexto de ampliación de la organización. A pesar de que la UE carece de una política para esta región, las experiencias acumuladas dentro de los programas desarrollados, como el EuroMed, de cooperación euromediterránea, conocido también por el nombre de "El Proceso Barcelona de cooperación en la cuenca del Mediterráneo", aseguran las premisas para promover nuevas fórmulas de diálogo entorno al Mar Negro.

Marea NeagraFoto: CugetLiber.ro

La concienciación de los Veintisiete de su importancia y de los actores locales de la necesaria cooperación regional ha generado esta necesidad de un marco de diálogo. Y así se ha asumido en el Pacto de Estabilidad de la UE para el sudeste de Europa, la Organización de Cooperación Económica en el área del Mar Negro, en la cual participan 11 Estados ribereños y vecinos, así como el Foro del Mar Negro para el Diálogo y la Cooperación. Este último es una iniciativa rumana destinada a ofrecer un marco propicio de reuniones y diálogo, para lanzar un proceso de reflexión sobre el futuro y la identidad regionales. El Foro celebró de hecho su primera reunión en junio de 2006, en Bucarest.

Rumania, tras su adhesión a la UE, ha estado practicando una política proestadounidense, distanciándose de un sistema comunista que sumió al país en el caos y en la miseria, por lo que hay un bajo porcentaje en la población de euroescépticos y de personas que se resisten a las reformas. Por otra parte, la última ola de la ampliación ha creado una situación nueva en la UE y, posiblemente, inestable. Por vez primera, la organización tiene fronteras con el Mar Negro, principalmente controlado por las autoridades rusas y turcas. Esto acarrea, además, que países que parecían lejanos, como Kazajstán, se aproximen a Bruselas y se produzca un intercambio de acuerdos políticos y económicos.

El presidente rumano, Traian Basescu, ha hecho énfasis en que la solución de los conflictos en áreas tales como Transnistria, Abjazia, Nagorno-Karabach y Osetia del Sur y el diseño de la estabilidad y la seguridad en dichas zonas representarán un reto para la UE y la OTAN. “La UE se ha convertido, sin lugar a dudas, en un pilar de las evoluciones y transformaciones en la región del Mar Negro y las áreas vecinas”, llegó a explicar Basescu. La Unión cuenta con un “soft power” especial, que incluye tanto la promesa de la integración y el diálogo político, así como la asistencia a las reformas y el desarrollo.

En estas circunstancias, la política de Rumania coincide con la de la UE, y Bucarest ha de desempeñar en ese campo político el papel de catalizador, según indica el analista rumano Oleg Serebrian."Creo que la política del Pontus Euxinus -antiguo nombre romano del Mar Negro-, para Rumanía es algo sumamente importante. Aunque se corre el riesgo de minimizar ese término, creo que Rumanía puede elaborar un concepto y una estrategia de política exterior respecto del Mar Negro”, subraya Serebrian.

El problema que plantean muchos analistas estriba en la creación de una euroregión del Mar Negro. Según un proyecto adelantado por la UE y Rumania, se podría intensificar la europeización de los países del Este, ribereños y limítrofes. Más allá de las ventajas y desventajas de los enfoques regionales, o de los retos que supone la creación de semejante región, indudablemente existe una serie de dilemas. En primer lugar. si crear una zona de seguridad europea o una cooperación regional. Si aquélla implicaría el reforzamiento de las fronteras, ésta última supondría la disolución de las mismas. Y, en segundo lugar, el dilema del desarrollo se vislumbra complicado ya que crecer económicamente resulta arduo por una infraestructura pobre.

En todo ese intercambio de ideas, Rumania está intentado desempeñar un papel de mediador. La política rumana en el área del mar Negro, fundamentada en el espíritu de las buenas prácticas europeas, se centra en cinco dimensiones: el desarrollo democrático, el desarrollo económico a través de la cooperación, la promoción de la problemática del área como tema estratégico para la UE, la promoción del espacio cultural regional y la seguridad tipo “soft”, sin un fuerte componente militar.

Además, Rumanía, Serbia, Croacia e Italia llegaron a acordar la construcción del oleoducto transeuropeo Constanza-Trieste, que transportaría petróleo del Caúcaso a Europa central y occidental. Este oleoducto paneuropeo, que tendrá una longitud de 1-856 kilómetros, se unirá al sistema de petróleo TAL (Trans Alpine Line) y su capacidad de transporte será de entre 60 a 90 millones de toneladas de petróleo al año. Paralelamente, se construirá un gasoducto para el transporte de gas a Europa desde la Kazajstán, con una capacidad de unos 20 millones de metros cúbicos al año.

El oleoducto, que se espera que quede concluido después de 2011, permitirá el transporte directo de petróleo desde el Mar Negro y la cuenca del Caspio hasta las refinerías de Trieste y Génova en Italia. Por tanto, su ubicación geográfica vuelve a ser después de un siglo, según expresó Serebrian, el lugar donde se dan cita política Turquía y Rusia, por lo que comprende un área con una identidad compleja. Ahí se encuentran y se entrelazan dos partes del mundo: la identidad continental y la marítima, la étnica y la confesional, la europea y la asiática, una zona que está corriendo constantemente, degenerando con el tiempo a través de acumulaciones en una destructora tormenta. Y precisamente esa turbulencia es su signo distintivo frente a los entornos vecinos.