La escritora francesa Lola Lafon da voz a la gimnasta rumana Nadia Comaneci en su nueva novela, "La pequeña comunista que no sonreía nunca", en la que reflexiona sobre la dictadura que reina sobre el cuerpo femenino, la división de Europa en bloques durante años o en qué sistema político la mujer era más libre, publica el diarioLa Vanguardia.

Nadia ComaneciFoto: Evenimentul Zilei

En una rueda de prensa que se celebró en Barcelona, Lafon ha dejado claro que este libro no quiere ser una biografía ni una reconstrucción histórica de una niña "con un cuerpo potente, capaz de romper los ordenadores", sino el relato sobre alguien a quien no ve como la víctima de un sistema -el comunista- sino como una pequeña que, en un momento de su vida, "escogió no ser como su madre".

No ha obviado, sin embargo, que la elección que hizo Comaneci en la década de los setenta en favor de la gimnasia, con su país gobernado con mano de hierro por Nicolás Ceaucescu, fue "por una disciplina coercitiva, loca". "¿Pero, acaso, son más libres hoy las muchachas occidentales que están ocho horas delante del Facebook?", se ha preguntado.

En "La pequeña comunista que no sonreía nunca" (Anagrama), la novelista cuenta la peripecia de una mujer, entre los años 1969 y 1990, justo después de caer el muro de Berlín, que en los Juegos Olímpicos de Montreal, en 1976, hizo saltar por los aires el marcador cuando realizó de forma perfecta un ejercicio de gimnasia, que fue calificado con un diez, algo que no había ocurrido antes.

Inmersa durante más de dos años entre libros sobre disciplinas deportivas o periódicos de la época, Lola Lafon decide con esta obra "llenar los silencios de la historia y los de la protagonista, así como recoger las múltiples hipótesis y versiones de un mundo desaparecido".

Además, se da la circunstancia de que la autora vivió durante ocho años, en la década de los setenta, en Rumanía, donde sus padres daban clases de francés y, por tanto, conoce bien lo que allí ocurría en ese tiempo. "Rumanía -agrega- no podía hacer la guerra contra los rusos, pero ganó la guerra en los campeonatos de gimnasia".

"Quería preguntarme dónde está la verdad, porque creo que no es patrimonio de Occidente. La novela trata el tema de la división de Europa entre comunismo y capitalismo y también analiza cómo se ve el cuerpo de la mujer y dónde ésta era más libre".

En su opinión, la mujer no era más libre en una parte que en otra, y tampoco cree que actualmente haya cambiado nada con respecto a la imagen de las "niñas-mujer", que hace unas décadas podían representar Brooke Shields o Jodie Foster y hoy "las niñas maniquí".

Lo distinto, mantiene, es que antes se entronizaban "para que los hombres soñaran y ahora se hace para que también sueñen las mujeres. Casi se puede hablar de pedofilia comercial", apostilla Lafon.

Por otra parte, no esconde que ha querido preguntarse quién decreta la fecha de caducidad del cuerpo femenino".

En esta novela sobre la identidad, tampoco deja de lado que todos los deportistas que ganan "son manipulados por el poder y ahora, además, por las marcas comerciales"

Preguntada sobre la opinión de Nadia Comaneci con respecto al libro, la escritora ha respondido que hace unos meses, en una entrevista en la revista Elle, la gimnasta dijo que no entendía su interés hacia ella, porque "lo único que hacía era su trabajo".

Nacida en 1972, Lafon, que con esta obra, con muy buenas críticas en varios países, ha obtenido el premio Versión Fémina/FNAC, ya había publicado en español su primera novela "Una fiebre ingobernable".