Si, a lo largo de su historia, toda gran ciudad necesita un emblemático alcalde que dé un vuelco a la realidad – como hizo Pascual Maragall en Barcelona o Rudy Giuliani en Nueva York -, Bucarest tiene en su palmarés a Emilian Pake Protopopescu que, a finales del siglo XIX, en poco más de 3 años, logró modernizar la ciudad y colocarla entre las grandes capitales europeas, cuenta Carlos Basté en su blogBucarestinos.

Bulevardul Pache ProtopopescuFoto: HotNews.ro

Nació en Bucarest en 1845, en el conocido como barrio de los Comerciantes (Mahalaua Negustori). Su nombre, “Protopopescu”, deriva del hecho que su padre, Iancu, ejercía como arcipreste (protopop) en la parroquia de la Iglesia de San Jorge el Nuevo. Se licenció en la Escuela de Derecho de la ciudad (1866) y completó sus estudios en París, Bruselas y Ginebra, consiguiendo el título de doctor. En 1870 regresó a Bucarest, donde durante años ejerció de abogado y de profesor en la Escuela Comercial, publicó varias revistas (Dreptul) y periódicos (Binele Public y România), ocupó el cargo de prefecto de la policía (1876) y fue escogido diputado por el Partido Conservador hasta que, en abril de 1888, fue nombrado alcalde de Bucarest por decreto real.

Pache Protopopescu llegó a la alcaldía con una visión global de las insuficiencias de la ciudad, que incluía desde sus necesidades de infraestructuras, sistematización urbana y saneamiento hasta la creación de instituciones sociales que resolviesen, aunque fuese en parte, las penurias de los bucarestinos menos favorecidos.

Entre abril de 1888 y diciembre de 1891, el nuevo alcalde consiguió modernizar Bucarest: reorganizó el ayuntamiento según cánones occidentales, creó una red de teléfonos públicos, extendió el alumbrado público eléctrico más allá de la Plaza del Teatro Nacional, construyó las primeras aceras, pavimentó calles y creó nuevas arterias que mejoraron la circulación, como el Bulevar Coltei (hoy, Lascar Catargiu) o un nuevo eje este-oeste que se extendía desde la Plaza de la Opera hasta la avenida Mihai Bravu. Precisamente, un tramo de este largo eje, conocido entonces como Bulevar del Horizonte (Orizontului), fue rebautizado por el alcalde conservador, Nicolae Filipescu (1893 – 1895), como Bulevar Pache Protopopescu, nombre que todavía conserva.

También el transporte público fue objeto de atención prioritaria por parte del alcalde, que extendió el servicio de tranvía tirado por caballos pero, sobre todo, impuso unas condiciones civilizadas de transporte para los ciudadanos. De este modo, publicó e hizo cumplir una detallada ordenanza según la cual los conductores tenían la autoridad para poner orden entre el pasaje, impedía que subiesen al tranvía más pasajeros de los que podían sentarse o que otros se colgasen de las escaleras de acceso – situaciones que se repetían constantemente y que provocaban accidentes y continuos alternados entre los viajeros – y limitaba el acceso para aquellos que fuesen sucios, bebidos o acompañados de perros.

Protopopescu prestó una especial atención a la infraestructura de enseñanza en la capital por lo que, sólo en el año 1889, construyó 28 escuelas y el famoso liceo Gheorghe Lazăr. Asimismo, construyó un comedor social y estableció un sistema municipal de transporte de enfermos a los hospitales de la ciudad, servicio que precedió a la célebre Sociedad de Rescate (Societatii de Salvare) del Dr. Nicolae Minovici.

En el mismo período, fundó la primera Escuela de Comercio de la ciudad (actualmente, Escuela Superior de Comercio Nicolae Kretzulescu) y el Instituto Médico-legal, levantó la famosa torre de vigilancia contra incendios, Foișorul de Foc (que hoy alberga el Museo de los Bomberos), e inició los trabajos para la construcción del Jardín Botánico de Cotroceni.

Pache Protopopescu murió a la edad de 48 años, el 28 de abril de 1893, debido a una infección de piedras en el riñón y fue enterrado en el Cementerio Bellu. En 1903, en reconocimiento por su enorme labor, Bucarest levantó en el parque Izvorul Rece un monumento en su honor, realizado por el escultor Ion Georgescu con mármol de Carrara, sin embargo, el monumento fue demolido por las autoridades comunistas en 1948.

Acostumbrados a alcaldes como el ínclito Dr. Sorin Oprescu, actual perpetrador de terribles atentados urbanísticos contra el patrimonio histórico de Bucarest, uno no puede más que añorar los viejos tiempos del alcalde Pache Protopopescu.