La Alta Corte de Casación y Justicia de Rumanía condenó hoy a tres años sin ingreso a prisión al propietario del Steaua de Bucarest y diputado del Partido Nacional Liberal (PNL), Gigi Becali, por haber ordenado el secuestro de los ladrones de su automóvil para recuperarlo a finales de enero de 2009.

Gigi Becali Foto: AGERPRES

Humilde pastor de ovejas convertido en multimillonario por la especulación inmobiliaria en la Rumanía pos-comunista, Becali (Braila, Rumanía, 1958) realizó sus primeros pasos en el mundo de los negocios de la mano de su entonces amigo Gica Hagi, que le prestó 150.000 dólares después de la caída del comunismo en 1989, que acabó con el régimen estalinista de Nicolae Ceausescu.

Entonces, se dedicó a comprar terrenos a bajo coste en los alrededores de Bucarest; y los precios no tardaron en multiplicarse. Además, hizo negocios con empresas extranjeras que empezaban a instalarse en el país de los Cárpatos. Con el dinero obtenido de los terrenos, Becali adquirió la joya del fútbol rumano, el Steaua de Bucarest.

La presidencia del club le abrió las puertas de las televisiones, que le convirtieron en una figura pública cuya fama se extendía en la calle como la pólvora, como explicó el excorresponsal de la Agencia EFE en Bucarest, Marcel Gascón. “Rico, famoso y respetado, entró en política con un discurso populista trufado de mística barata religioso-nacionalista. Su gran popularidad entre las clases bajas, cultivada con vistosas donaciones para obras de caridad y el reparto en mano de billetes en fiestas e inauguraciones, espantó a la Rumanía civilizada, pero nunca fue suficiente para que la amenaza se concretara”, añade el comunicador.

Sin embargo, el conjunto bucarestino nunca llegó a conseguir resultados deportivos destacados. Becali prohibió una de las canciones más conocidas de Queen en el estadio de Ghencea, debido a la condición de homosexual de Freddie Mercury, quien fuera líder de la mítica banda británica. Llegó a calificarlo de “satánico”. También es famoso por su admiración al juego del Barcelona, al que se suele referir “Tiki taka Barcelona”.