Hoy que el Perú recibe la visita oficial del presidente de Rumania, Traian Basescu, recordamos que otro jefe de Estado rumano pisó tierra peruana hace 40 años. Fue el tristemente célebre Nicolae Ceaucescu (1918-1989), quien estuvo en el país de la dictadura militar de Juan Velasco Alvarado durante cinco días. El final del dictador, ejecutado por su propio pueblo en 1989, dejó en claro que la vanidad del poder y la política son -muchas veces- situaciones efímeras, relata elcomercio.pe.

Nicolae CeausescuFoto: AGERPRES

El sábado 15 de setiembre de 1973, al mediodía, llegó a Lima en visita oficial de cinco días el presidente de Rumania, Nicolae Ceaucescu (1918-1989). En el aeropuerto internacional Jorge Chávez lo recibió el primer ministro y ministro de Guerra de entonces, General de División EP Edgardo Mercado Jarrín.

El presidente rumano llegó con su esposa Elena de Ceaucescu y una numerosa comitiva, y de inmediato se trasladó a Chaclacayo, donde se instaló en una residencia de la urbanización California. Luego se entrevistó en la misma localidad, al este de Lima, con el presidente de la República, General EP Juan Velasco Alvarado.

En la casa del primer mandatario peruano, Ceaucescu compartió una reunión-almuerzo, junto con ministros de Estado y miembros de su comitiva oficial.

Su rol de actividades fue intensa. Por eso, el lunes 17, tras una jornada dominical tranquila, visitó muy temprano el Panteón de los Próceres, en el que entregó ofrendas florales y firmó el libro de visitantes ilustres, dejando una cita: “Traemos nuestro profundo homenaje a los héroes de la República Peruana”.

Estuvo luego en el Ministerio de Guerra, para conversar con el General EP Mercado Jarrín y el canciller Miguel Ángel de la Flor. En la tarde prosiguió su visita al ministro de Economía y Finanzas, General EP Francisco Morales Bermudez, así como a otros miembros del gabinete con los que conversó sobre programas de cooperación técnica con su país.

En el Hotel Sheraton, tuvo otra cita más secreta: se encontró con el General Leonidas Rodríguez Figueroa, jefe del Sinamos. Ese mismo día, en el Palacio de Torre Tagle, se realizó la primera reunión de la comisión mixta peruano-rumana, la cual duró hasta el miércoles 19, y donde se buscó establecer bases para el desarrollo de las relaciones económicas entre los dos países.

El martes 18 Ceaucescu se enrumbó hacia el norte del país, a la ciudad de Trujillo, donde luego de recibir un homenaje en el municipio provincial, se dirigió al complejo agroindustrial de Casagrande. Los directivos de la cooperativa lo agasajaron con un opíparo almuerzo.

Al día siguiente miércoles 19, por la mañana, el dirigente socialista rumano conoció el local del Servicio Industrial de la Marina (SIMA) en el Callao. Después, se volvió a encontrar con el presidente Velasco Alvarado en Palacio de Gobierno, donde fue condecorado por el Gobierno militar.

En la tarde de la víspera de la partida, el que sería un odiado dictador, visitó el local del Pacto Andino, en San Isidro, y finalmente recibió un homenaje en la Municipalidad de Lima.

El jueves 20, el último día de su presencia en el Perú, Ceaucescu dio una conferencia de prensa en el Hotel Sheraton y firmó junto con su similar peruano una declaración conjunto, donde resaltaba una frase: “Ninguna nación es libre si acepta el dominio de otro pueblo”.

En la tarde de ese día, el autócrata rumano que 16 años después, en la Navidad de 1989, fue ejecutado junto con su esposa, partió en su avión oficial hacía Brasil. Había cancelado su visita a Argentina y Chile.