Situada a tres horas de Bucarest y al borde los Cárpatos, la ciudad de Râmnicu Vâlcea tiene poco más de 100.000 habitantes. Allí, en un pequeño barrio conocido como Ostroveni, se encuentra lo que algunos conocen como el Silicon Valley del fraude cibernético. Entre los viejos edificios de la guerra fría es posible ver los últimos modelos de BMW, Audi y Mercedes, conducidos por veinteañeros en chándal y con cadenas de oro que aceleran en los semáforos. Tal y como desvelaba la revista Wired, ellos se han hecho los amos de esta parte de la ciudad y la han convertido en el centro de un negocio oscuro y millonario, explica Antonio Martín en un artículo publicado en lainformación.com.

Aunque el barrio es conocido por las policías de todo el mundo como"Hackerville" (la ciudad de los hackers), los tipos que allí habitan y que han convertido el barrio en su centro de actividades tienen poco de hackers y mucho de estafadores. En los últimos diez años, y ante la dejadez de las autoridades rumanas, se han concentrado en este lugar algunos de los ciberdelincuentes más buscados de Europa.

Su actividad consiste principalmente en publicar falsos anuncios de venta de coches, pisos y otras propiedades, y recaudar el dinero estafado a los incautos cibernautas. Decenas de compinches en distintas ciudades de Europa, y que ellos conocen como "flechas", recogen el dinero y lo envían de vuelta a Rumanía a través de empresas de transferencia de dinero. Las autoridades rumanas reconocen que esta actividad ha generado millones de euros y que el crecimiento de la zona ha sido espectacular.

El barrio se ha llenado de clubes nocturnos, apartamentos y centros comerciales, pero sobre todo proliferan las empresas de transferencias. En un área de cuatro manzanas se cuentan al menos doce oficinas de Western Union, que han aparecido como setas desde el año 2003. "Es más fácil con los americanos" Los timos se producen a lo largo y ancho del mundo, pero el principal mercado de estafas es EEUU.

Hasta un 80% de las víctimas, según cifras de las autoridades rumanas, son de procedencia estadounidense. Solo en el último año, asegura el embajador de EEUU en Bucarest, los ciberdelincuentes rumanos han estafado mil millones de dólares a ciudadanos americanos. "Es más fácil con los americanos", asegura uno de estos delincuentes informáticos al reportero de Le Monde Mirel Bran.

"Estos tipos hasta compran el pan por internet". Cada semana, confiesa, puede estafar a cuatro o cinco de estos incautos y sacarse varios cientos o miles de dólares en cada ocasión. El asunto se ha puesto tan feo que el FBI ha desplazado un equipo a Bucarest para entrenar a la policía rumana en la persecución de este tipo de delitos. Hasta 200 agentes persiguen estas actividades en colaboración la Europol y otras policías del mundo y han realizado centenares de detenciones. Pero el nivel de sofisticación de estas organizaciones es cada vez mayor. Para hacerse una idea, en el año 2008 se desarticuló un grupo ubicado en Ostroveni que accedía a claves de cuentas bancarias infiltrándose en webs de la administración estadounidense y tenía empleados en Las Vegas que recaudaban el dinero.

El timo del amigo en apuros La actividad de estas redes en Europa no es menos intensa. Hace unos días, el 7 de enero, la Policía Nacional desarticulaba una organización de ciudadanos rumanos y checos que había estafado 120.000 euros por la venta de productos inexistentes a través de internet y que tenía su núcleo de actividades en Europa del Este. Precisamente este viernes 11 de enero entrará en funcionamiento el nuevo Centro Europeo de Ciberdelincuencia (EC3) para contribuir a proteger a las empresas y a los ciudadanos europeos frente a estos delitos.

De acuerdo con un reciente Eurobarómetro, un 12 % de usuarios europeos de Internet asegura haber sido víctima de uno de estos fraudes. Uno de los sistemas de estafa más empleado últimamente - aparte de los clásicos del nigeriano y sus variantes - es el del correo electrónico de un amigo que nos pide ayuda desde algún lugar del mundo. El periodistaJohn Carlin relataba hace unos meses en El País cómo él había sido víctima de este timo y había tratado de seguir la pista del dinero que se esfuma a través de Western Union. María Jesús relataba hace unos díasen TVE cómo había perdido hasta 3.000 euros enviando dinero a una amiga en Costa de Marfil que estaba en serios apuros, aunque en realidad su cuenta había sido intervenida. Según un estudio realizado para la compañía Norton en 2011, alrededor de un millón de personas son víctimas cada día en el mundo de un delito informático. Las estimaciones indican que las víctimas pierden en torno a los 290.000 millones de euros al año en todo el mundo como consecuencia de actos de ciberdelincuencia. Unas sencillas nociones de seguridad pueden ser muy útiles para no convertirse en la siguiente víctima de los “chicos del barrio”.