Hace seis años Ciprian Cuntan se trasladó desde Orastie, ciudad rumana de la región de Hunedoara (Transilvania), hasta Igea donde residía su padre. En Rumanía tuvo un cargo de responsabilidad en una fábrica de cables para coches y aquí, al principio, formó parte de la plantilla de muebles Hersanz como su progenitor, relata larioja.com.

Tres años después cambió las labores industriales, de cadena, por el campo y ahora trabaja como encargado en la Finca Señorío de Rioja, una empresa del igeano Raúl Sanz dedicada a la producción de frutas de calidad (manzana, cereza, ciruela, pera y, como novedad, albérchigos), dirigida a un mercado selecto.

En estos momentos se centra en la campaña de la manzana que durará hasta mediados de mes. Cuntan comenta que la sequía del último año ha provocado un descenso en la cantidad de cosecha prevista pero se mantiene la calidad y el sabor excepcional que caracteriza a las variedades fuji, golden y royal gala cultivadas en las tierras altas del Linares.

En estos años no sólo ha tenido que adaptarse en lo relativo a su sustento económico, también ha cambiado su forma de vida emigrando de una ciudad como Orastie que, según Cuntan, tiene entre 25.000 y 30.000 habitantes a un pueblo como Igea con menos de 750. No tuvo dificultad a la hora de aprender el idioma, la necesidad de hacerlo le ayudó.

Le sorprendió la alimentación y asegura que allí apenas comen pescado; lo principal es el cerdo y no usan aceite de oliva aunque sí de girasol. Le gustan las costumbres de Igea, el clima (más caluroso que en su país), las fiestas (más largas), se siente a gusto y regresa a Rumanía un par de veces al año, de vacaciones.