Stelian tiene quince años, es rumano, gitano y vive en Bucarest. Pero no existe. Al menos, no existe para las autoridades, ni para el sistema sanitario, ni para los servicios sociales. No existe porque no tiene ni puede obtener un carné de identidad, publica el diarioLa Vanguardia, que recoge un reportaje de laAgencia EFE.

Tigani fara vileFoto: Agerpres

En esa situación están, al menos, otros 150.000 rumanos, la mayoría de ellos gitanos, que viven en ese limbo legal producto de la propia dejadez y de la falta de interés de las autoridades para resolver el problema.

"Me quitan mis derechos, como el acceso a la sanidad. Y, peor aún, la posibilidad de obtener un trabajo digno con el que pueda sobrevivir", denuncia a Efe Stelian, quien se resguarda del duro invierno durmiendo en una peluquería, gracias a la compasión de los vecinos en un barrio popular de la capital rumana.

Stelian lleva dos años viviendo en la calle. Abandonando por su madre, que ejercía la mendicidad, cuando tenía cuatro, fue acogido por una vecina que lo crió hasta que falleció.

Al cumplir los catorce, trató de conseguir la obligatoria "Carte de identitate". No se la concedieron al no disponer ni de certificado de nacimiento ni de domicilio registrado.

La legislación rumana exige aportar una dirección de residencia para expedir el documento nacional de identidad. Al mismo tiempo, sin ese documento, es imposible alquilar una vivienda.

"Llego a creer que no nos dan un documento de identidad para así marginarnos y ahorrarse dinero en ayudas sociales", acusa Stelian.

160 años después de que se aboliera la esclavitud, los gitanos rumanos siguen siendo extremadamente pobres y discriminados.

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