Cuando el capitán Popa se levantó temprano esta mañana, su hijo de siete años todavía dormía. Es un día gélido en el Mar Negro, y Ciprian Popa está de servicio vigilando la frontera exterior de la Unión Europea. Rumanía está descubriendo un fenómeno completamente nuevo: pequeños botes atestados de inmigrantes se dirigen hacia Europa desde Turquía. El capitán Popa lo sabe. Por ahora son pocos, comparados con los que surcan el Mediterráneo. Pero su número no deja de aumentar, relataEuronews.

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