En 2008 las oficinas de la entidad bancaria con que trabajamos podían conceder préstamos de hasta 3.000.000 € de forma discrecional. El director decidía. El banco solicitaba un plan de empresa y una parte del capital necesario para tirar adelante el proyecto. El prestamo se podía solicitar en Lei, Euro u otras monedas. El Franco Suizo era muy popular entre los compradores de vivienda. Los tipos del Lei eran muy elevados comparados con los del euro, 16 o 17% para el primero frente 9 o 10 para el segundo si la memoria no me falla. Los del Franco Suizo eran aún inferiores, explica José Miguel Viñals en el blog Rumanía Empresarial.

Fue normal por tanto que empresas y particulares se endeudasen en divisa. Los mismos empleados bancarios lo hicieron.

De 2006 a 2008 Rumanía vivió su propio boom inmobiliario. Los precios del m2 en casas y apartamentos se dispararon creciendo alarmantemente. En Bucarest se proyectaron urbanizaciones de lujo con precios de 6.000 € el m2. Había que correr para comprar una vivienda pues mañana sería más cara.

Todo ese tiempo hace mucho que pasó y recordándolo parece mentira que existiese.

La llegada de la crisis cambió radicalmente este panorama. De la noche a la mañana las oficinas perdieron toda facultad de conceder créditos. De hecho éstos desaparecieron, tanto para particulares como empresas. La depreciación del Lei frente al Euro y el Franco Suizo desencadenó una inflación enorme en las hipotecas y préstamos de todos aquellos que, cobrando su sueldo el Lei lo vieron pasar de 3,5 a 3,8, 4, 4,3 lei/€ en pocos meses. El problema de la insolvencia bancaria en Rumania no se debió a un crecimiento del paro en el país sino a una depreciación enorme de su moneda. El precio del inmobiliario cayó en algunos casos el 60% en Bucarest. En otras ciudades, donde las subidas de precio no habían sido tan elevadas, la caída fue menor, pero 40 o 50% fue la tónica.

Eso sucedió en todos los países del Este de Europa. Rumanía fue uno más.

Sin apenas banca nacional, el sistema financiero estaba y está en manos de grupos austríacos, franceses, italianos y griegos, los problemas de estos países se notaron desde un primer momento en Rumanía.

A fecha de hoy la falta de crédito sigue siendo una constante. Sólo alguno proyectos gubernamentales (Programa Prima Casa, ver más abajo) han permitido una cierta vida en el sector inmobiliario, pero en general las condiciones para las empresas siguen siendo las mismas que en los últimos 4 años:

- No hay dinero para start ups sin avales

- Para compañías ya establecidas, el crédito se considera si los últimos ejercicios económicos muestran resultados positivos.

- Las compañias de socios extranjeros pueden presentar avales de entidades de sus países.

Las sumas prestadas son en cualquier caso escasas, y normalmente destinadas a financiación de capital corriente. Se publican hoy los resultados de un pequeño muestreo realizado entre 107 empresarios. No es estadísticamente significativo, y los % de las respuestas no se pueden extrapolar al conjunto del país, pero todo y eso, hay la sensación muy firme entre los entrevistados de que el gobierno podría hacer más de lo que hace para facilitar la financiación a empresas (92% de respuestas), posiblemente igual que hizo con el programa Prima Casa de compra de viviendas en que avalaba a los compradores dentro de ciertos límites, pareja jóvenes, viviendas hasta 55.000 €,…

Otros de los resultados de la encuesta no son ninguna sorpresa. Que la consecución de fondos europeos es una ayuda importante que permite mayor flexibilidad en la obtención de préstamos o que los proyectos de IT, medio ambiente y agrícolas reciben mejor trato que el resto es algo que ya se sabe.

Quizá el único aspecto positivo de este ejercicio es ver que la mitad de los encuestados creen que la evolución del crédito será positiva en los próximos 2 años.

Las noticias del sector bancario son de entrada alentadoras. Varios grupos que en los últimos años declararon pérdidas en sus resultados trimestre tras trimestre empiezan a reportar beneficios. Esto en cualquier caso no repercutirá aún en el crédito a proyectos nuevos, sino que facilitará quizá los de aquellas empresas ya consolidadas que mayormente gracias al tirón de la exportación se han mantenido (resultado en gran parte de la depreciación misma de la moneda).

En cualquier caso hay dudas sobre la solidez de algunos balances bancarios y las consecuencias que podrían tener depreciaciones adicionales del Lei en caso de inestabilidad política, por ahora conjurada. Parece que el cambio se ha estabilizado en 4,4 – 4,5 lei/€, si bien en su momento se llegó a hablar de 5 lei/€. Se espera que 2013 acabe en 4,5, para 2104 en 4,45 y en esa línea en el futuro.

La promoción inmobiliaria aún no tiene crédito, ya sea de vivienda o empresarial. Varios proyectos importantes de construcción de centros comerciales están paralizados por esta causa.

Es más sencillo la obtención de leasings para la compra de vehículos y maquinaria. Por lo general los facilita el mismo fabricante, aunque también grupos financieros especializados. Solicitan que el comprador ponga entre el 15 y el 40% del valor del bien, e igualmente hay que presentar un dossier sobre la empresa y el proyecto a desarrollar. Los tipos actualmente pueden estar entre el 6% y 7%, dependiendo de las garantías y la parte del valor total que el cliente pueda aportar.

Es muy importante en este caso poder presentar un balance (bilant) de cierre semestral o anual con resultado positivo una vez registrado en hacienda.

No hay por ahora muchas buenas noticias. O quizá sí, quizá la buena noticia es que pronto podría mejorar. Cabe esperar que ese 50% de entrevistados optimistas tengan razón y en uno o dos años el crédito fluya algo mejor, al menos en el sector indutrial, capaz de generar no sólo empleo sino una modernización productiva que resulte en más valor añadido para el país.