El gran plan europeo de un gasoducto desde el mar Caspio, que haría a los países del este del continente menos dependientes de Rusia, podría estar herido de muerte por un proyecto todavía mayor planeado desde Moscú.

Mientras Azerbaiyán se decanta por una de las dos opciones para sus futuras exportaciones, el plan Nabucco - que fue durante mucho tiempo la opción preferida por la Unión Europea - pierde fuerza en favor del Gasoducto Transadriático (TAP, por sus siglas en inglés), un proyecto más modesto que cruza Grecia hasta el sur de Italia.

Atendiendo a cálculos tanto políticos como económicos, el TAP gana apoyos en detrimento del gasoducto Nabucco, que uniría el Caspio con Austria. Frente a ellos se encuentra el plan ruso de 39.000 millones de dólares (30.181 millones de euros), el South Stream. "La pregunta es: '¿sería Nabucco viable si el South Stream se construye?'", dijo Andrew Neff, analista energético de la firma IHS con base en Moscú.

Se espera que la decisión entre el TAP y el Nabucco la tomen en junio los socios del consorcio Shah Deniz, dirigido por la operadora gasística BP y la empresa energética estatal de Azerbaiyán, Socar.

La Unión Europea no participará directamente en la elección, pero su reciente cambio de postura desde el apoyo a Nabucco a la "neutralidad ante los proyectos" podría marcar un importante precedente. Bruselas dice ahora que estaría satisfecha con cualquiera de los dos gasoductos o incluso con ambos.

"Se ha producido un gran cambio", declaró el director de Asuntos Externos del TAP, Michael Hoffman, a Reuters.

Christian Dolezal, portavoz de Nabucco, aseguró que su proyecto sigue contando con apoyo político.

El plan europeo original era construir un gasoducto de 3.900 km desde Azerbaiyán hasta Centroeuropa, atravesando Turquía y los Balcanes. Recibió el nombre de Nabucco por la épica ópera de Verdi, al reunirse las partes fundadoras del proyecto en la Ópera de Viena en 2002.