Con la tasa de pobreza infantil más alta de la Unión Europea (UE), los niños son en Rumanía las principales víctimas de la crisis y de sus políticas de austeridad impuestas por el Gobierno a exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI). Así lo afirman varias entidades rumanas e internacionales tras efectuar estudios que arrojan cifras que hablan por sí solas. Uno de cada cuatro niños vive en el país balcánico por debajo del umbral de la pobreza, con un ingreso inferior a un dólar por día, según un informe de Unicef, publicado en abril pasado. El documento señala que los recortes presupuestarios adoptados para amortiguar la crisis -como el recorte de salarios o el aumento de impuestos- están azotando duramente a la educación y a las familias más modestas, publica el diario ABC que recoge un reportaje de la Agencia EFE.

Rumanía se sitúa así a la cabeza de la pobreza infantil de una lista de 29 países industrializados. Otro estudio de Unicef, elaborado en cooperación con el instituto demoscópico Gallup, revela que en Rumanía casi 400.000 menores viven en hogares en los que falta el padre o la madre. Además, hay otros 40.000 niños que han abandonado el actual curso escolar para trabajar o mendigar, asegura "Save the Children" (Salvad a los niños), una organización sin ánimo de lucro.

Su coordinadora de proyectos, Mihaela Manole, explica a Efe en Bucarest que "las peticiones de asistencia social por parte de las familias aumentaron después de que se implantaran las draconianas políticas de austeridad". Por su parte, la Oficina de Estadísticas de la UE (Eurostat) reveló que en 2011 el 49,1 % de los niños rumanos se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social, frente a la media comunitaria del 27 %.

Rumanía, el segundo país más pobre de la UE, se sitúa también a la cabeza de la triste lista de mortandad infantil, con 11 menores de cinco años fallecidos por cada 1.000 nacidos. Manole destaca que el 40 % de estas muertes se podría evitar con un mejor nivel de vida. "El poco peso del niño debido a la malnutrición de la madre, la extrema pobreza, la falta de ingresos, la mala higiene y la lejanía del centro médico más cercano son las principales causas de la mortalidad infantil", explica Manole. Por si fuera poco, el estallido de la crisis en otros países europeos está afectando gravemente a muchos inmigrantes rumanos, que afrontan ahora dificultades cada vez mayores para enviar dinero a sus familias en Rumanía.

La Dirección para la Protección del Niño en Rumanía contabiliza unos 80.000 menores con al menos un progenitor fuera del país, de los cuales unos 30.000 son niños con ambos padres en el extranjero. Uno de los numerosos ejemplos de la dureza de la vida actual en el país balcánico es el de María, que cada día a las tres de la tarde recoge a sus cuatro nietos, de entre 5 y 7 años de edad, de la escuela en el humilde barrio de Rahova de Bucarest, una de las zonas más desamparadas de la capital rumana.

La abuela, de 54 años, se quedó viuda hace cuatro años y tuvo que renunciar a su trabajo hace poco para hacerse cargo de los pequeños que regresaban de Almería, después de que sus padres perdieran sus empleos en la construcción por la crisis.

"Me desenvuelvo sola sin subsidio por haber dejado el trabajo de manera voluntaria y sin pensión por viudedad", cuenta a Efe esta mujer que solo recibe una ayuda estatal mensual de unos 95 euros. Los padres de los niños ganaban unos 1.300 euros en España, pero ahora ya no cuentan con ingresos estables. "Estamos hacinados en un apartamento de 16 metros cuadrados sin ningún ingreso", se lamenta la abuela, quien confiesa haber implorado sin éxito una vivienda oficial al Gobierno. "Conceden apartamentos pero hay que conocer a alguna autoridad para conseguirlo", asegura. María paga un alquiler de unos 170 euros mensuales por su pequeña vivienda, lo que equivale al salario mínimo en Rumanía.

"Los gobernantes solo piensan en grandes proyectos políticos que empujen a la economía, obviando otros aspectos que realmente importan, como erradicar la pobreza infantil", comenta la presidenta de SOS Aldeas Infantiles Rumanía, Rosemaria Schwarzinger. En unas declaraciones a Efe, califica de "irrisoria" la suma mensual que asigna el Estado por niño: 200 lei (45 euros) hasta los 2 años y 42 lei (9 euros) hasta los 8 años.