Hay tres motivos por los que Rumanía sigue sin atraer el dinero de la Unión Europea. Según fuentes gubernamentales, la absorción ha alcanzado el 20% de los casi 34.000 millones de euros asignados durante el periodo 2007-2013. El presidente Traian Basescu, por su parte, asegura que solamente se ha obtenido un 10%.

Corrupción, primer motivo: Para que un proyecto pase el proceso de selección para obtener fondos europeos, tiene que conocer a alguien en la administración; contactos y contactos, esa es la salvación. Para ello, se necesita tiempo, paciencia y billetes de plástico (material de la moneda nacional, el leu).

Soborno, segundo motivo: los empleados que se encargan de tramitar los documentos siguen utilizando los métodos de la vieja usanza, de la época del comunismo. Se necesita pagar a alguien para que te pongan un sello o se agilice un trámite. Esa cantidad depende de la persona con la que se trate, pedirá más o menos.

Incompetencia, tercer motivo: Los consultores de proyectos europeos carecen de conocimientos y presentan proyectos inviables. Es decir, hacen una descripción que no tiene sentido y que, después, Bruselas se muestra atónita y rechaza desembolsar la cantidad prevista. Por ejemplo, como que una organización entregue un título que solo una institución oficial puede darlo. Craso error. Difícil de remediarlo. Suelen haber muchos errores de los consultores. Hay que estar atento a todas las frases del borrador presentado, puede tirar un proyecto de miles de euros.

A todo esto se añade a que se presentan proyectos de cientos de miles de euros. Pues, cuando se obtiene un 10% de una suma grande, como sería 100.000 euros, esa empresa abandona la iniciativa, se esfuma y deja al Gobierno colgado con un agujero que los contribuyentes tienen que pagar. En otras palabras, poca seguridad para llevar a cabo los proyectos.