Carmen, abogada del Ministerio de Justicia desde hace más de cinco años, se ocupa de desarrollar las leyes que aprueban los legisladores en el Parlamento y adecuarlas a las europeas, una tarea ardua, que conlleva trabajar dos horas más al día de lo que debiera, aduce. Incluso, trabaja muchas más horas que un diputado.

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Ataviada con una chaqueta de cuero roja, un tanto informal pero elegante al mismo tiempo, aparece despampanante con su 1.80 metros y su larga melena rubia entre la multitud justo al frente de la fachada del Centro Comercial por antonomasia de Bucarest, ubicado en la Piata Unirii (Plaza de la Unión). “Mira hacia arriba y observa la invasión del capitalismo feroz que nos ha engatusado”, señala mientras me contempla irónicamente por la publicidad plasmada en la entrada: Las firmas de Inditex acaparan la fachada principal del recinto, desde Zara hasta Bershka o Pull&Bear. Parece que vayan a ser unas navidades en una ciudad española, continúa.

A sus 39 primaveras, prefiere relajarse paseando por Lipscani, centro histórico situado en el corazón de la capital y tomarse un chocolate caliente. Acto seguido, muestra un libro sobre las políticas de la UE. “¿Tienes que conocer bien la legislación europea para ajustarla a la rumana? No –espeta- quiero marcharme. La presión en el trabajo llega a tal punto que deseo dejarlo, hay un gran volumen de trabajo y para colmo nos están reduciendo la plantilla”, exhorta. El presidente rumano, Traian Basescu, anunció hace más de un año que el Gobierno debe hacer desparecer hasta finales de 2012 a unos 300.000 puestos públicos (10% funcionarios y el resto desempeña tareas de las administraciones públicas).

Desde el estallido de la crisis económica mundial en 2008, el país balcánico necesitó implementar reformas necesarias para reducir el gasto del tesoro público, impuestas por el Fondo Monetario Internacional, por lo que ya ha dejado sin contratar a alrededor de 180.000 personas. “Por ahora, se está salvando mucha gente ya que los puestos que han eliminado se trataban de vacantes”, cuenta Sorin, amigo de Carmen y trabajador también de la administración central. “Ahora no se que sucederá, habrá ajustes en muchos sectores”, prosigue. La compañía ferroviaria CFR, la RENFE rumana, menguará su plantilla en 2.581 trabajadores antes de final de año. A principios de 2011, tenía 10.904 empleados; ahora 8.401. Esto hace un total de 5.084 empleos menos, la mitad.

“En Rumania se teme más a la disminución de los salarios que a los despidos”, advierte Sorin de manera curiosa, después de que el Ejecutivo haya rebajado los sueldos de los puestos públicos un 25% y haya subido el IVA del 19 al 24% . “Los funcionarios no creen que se vayan a perder sus trabajos porque hasta ahora no se ha reflejado claramente, pero si a su ya extenuante poder adquisitivo, lo que podría producir una desmotivación generalizada”, alerta.

Carmen reconoce que no sabe cómo se puede hacer frente a unos gastos mensuales con una salario medio de 400 euros “Tenemos que pedir un préstamo al banco o a la familia, amigo o compañero de trabajo. Todo es un círculo vicioso”. A mediados de 2011, 4,2 millones de rumanos (43% de la población activa) tenia un crédito en un banco o a un familiar o amigo y 450.000 tenían obligaciones con ambos, según el Informe del Banco Nacional Rumano sobre la Estabilidad Financiera de 2011.