Tras el aplastante triunfo de la coalición de centroizquierda del primer ministro, Victor Ponta, en las legislativas celebradas el domingo, el presidente Traian Basescu, debe decidir ahora si acepta al ganador como jefe del Ejecutivo. Consejeros del Palacio presidencial de Cotroceni informaron el domingo a diplomáticos europeos que convocará al Parlamento en los próximos 20 días, entre Nochebuena y Nochevieja, informó Romania TV.

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Las fuentes comunitarias explicaron que las negociaciones con los partidos para designar al jefe del Ejecutivo se desarrollarán justo después del año nuevo. El colíder de la coalición izquierdista de la Unión Social Demócrata (USL), Crin Antonescu, declaró que "han barrido" en los comicios y que "la única opción" pasa por reelegir a Victor Ponta como primer ministro. "Cuando se conozcan los resultados definitivos -mañana-, estaremos preparados para acudir al Congreso", indicó Antonescu.

Ponta, que se mostró sosegado tras su abrumadora victoria, evitó hacer algún comentario sobre su designación como primer ministro y se limitó a decir que Basescu representará a Rumanía en el Consejo Europeo que se celebrará los días 13 y 14 de diciembre. "Me desplazaré a Bruselas para reunirme con los primeros ministro socialistas. Basescu quiere asistir a la cumbre y solamente una persona puede hacerlo", aclaró. Mientras tanto, se espera una reacción por parte del jefe del Estado, que viajó a Oslo para la entrega del Premio Nobel de la Paz, para explicar la clamorosa derrota de su Alianza Rumanía de Derechas (ARD).

En la última intervención de Basescu durante la campaña electoral, el presidente destacó que quiere un primer ministro "proeuropeo" y "proatlántico": "No se excluyen las relaciones con Rusia y China, pero nuestro camino se dirigen hacia la UE y la OTAN". "Querría que fuera un político que siempre haya apoyado el respeto a la Constitución, el Estado de derecho y a los principios políticos que funcionan en la UE", prosiguió el jefe del Estado.

La incertidumbre política puede provocar daños mayores a la ya deteriorada imagen institucional del país, que vive inmersa en una crisis política desde junio, cuando Ponta fue acusado de plagio y Basescu se enfrentó a un proceso de destitución. Entre tanto, el Fondo Monetario Internacional está en vilo para conocer las nuevas directrices del próximo Gobierno y negociar un nuevo préstamo, que sirva sobre todo para apretar el cinturón las cuentas rumanas.

Pese a que los datos macroeconómicos son positivos, las pésimas expectativas de la zona euro en 2013 pueden afectar gravemente a una economía que sufrió draconianas medidas de austeridad en mayo de 2010. La reducción de los salarios de los funcionarios un 25 por ciento y de los pensionistas un 15 por ciento, junto a la subida del IVA del 19 al 24 por ciento, golpearon duramente a los bolsillos rumanos, ya castigados de por sí por los irrisorios sueldos y la baja productividad de su economía.

Los ciudadanos castigaron masivamente a las políticas de austeridad impulsadas por los gobiernos conservadores amparados por Basescu. La USL obtuvo el 58,6 de los votos en el Congreso y el 60 por ciento en el Senado, tras el 99,5 por ciento de los votos escrutados El ARD se quedó lejos al lograr el 16,5 por ciento en la Cámara de Diputados y 16,9 por ciento en el Senado. Como tercera fuerza en el Parlamento se halla el Partido Popular de Dan Diaconescu, con el 13 por ciento de los votos. Sin embargo, la llave la tendrá la Unión Democrática de los Húngaros de Rumanía (UDMR), que entró finalmente en el Congreso. Ponta quiere negociar con el partido de los húngaros para formar una mayoría parlamentaria para restar poderes a Basescu en el caso de que se niegue a designarle como jefe del Ejecutivo. Si Basescu se niega a designar a Ponta como nuevo jefe del Ejecutivo, la USL iniciará un nuevo proceso de suspensión.