La secuenciación genética de unos restos humanos de 45.000 años de antigüedad reveló una migración hacia Europa, y mostró que las mezclas con poblaciones neandertales eran más comunes de lo que se creía. Esos restos humanos, que incluyen un diente entero y fragmentos de hueso, fueron descubiertos en una cueva de Bulgaria en 2020.

La secuenciación genética sugiere "que pertenecían a una migración humana moderna en Europa que todavía no se conocía" en la historia genética de las migraciones, según un estudio publicado este miércoles por la revista Nature. Constituye, además, una "prueba de que hubo una cierta continuidad entre los primeros humanos modernos en Europa y los hombres que vivieron más tarde en Eurasia", agrega el estudio.

Unos hallazgos que "modifican nuestra comprensión inicial de las primeras migraciones humanas en Europa", indicó Mateja Hajdinjak, investigador del Instituto alemán de antropología evolutiva Max Planck, que dirigió la investigación. Esto muestra cuan "tumultuosa" puede haber sido "la historia de los europeos modernos en Europa" y que esta puede "haber implicado sustituciones de poblaciones", explicó Hajdinjak a la AFP.

Los restos, encontrados en la cueva Bacho Kiro de Bulgaria, mostraron en un primer momento que los humanos vivieron junto a los neandertales en Europa antes de lo que se pensaba. Pero el análisis genético de los restos también reveló que esos primeros humanos y neandertales se reproducían entre ellos más de lo que se creía.

Todos los "individuos de la cueva Bacho Kiro tienen ancestros neandertales en cinco o siete generaciones anteriores a la suya, lo que sugiere que las mezclas entre esos primeros humanos en Europa y los neandertales eran corrientes", según Hajdinjak. La primera prueba de esa mezcla emanó del descubrimiento de un único individuo, llamado Oase 1, de 40.000 años de antigüedad, en Rumania.