​George Daniel Savu (Bucarest, 1983) tiene ahora las mismas sensaciones que cuando vivía rodeado de montañas en Piatra Neamt, una de las ciudades más pintorescas de Rumanía. Allí, con el Ceahlaul Piatra Neamt, un histórico del fútbol rumano cuyos futbolistas son conocidos como los 'Osos de los Cárpatos', vivió su primera gran experiencia en el mundo del fútbol. «Jugué muchos partidos y logramos ascender a Primera a un equipo que había bajado ese mismo año. El Ceahlaul es un histórico y allí [en los Cárpatos orientales] estuve de maravilla y ofrecí mi mejor nivel. Fue en 2009. Después pude jugar en Primera con el Branesti, un equipo que acabó desapareciendo por problemas económicos, pero fue una experiencia diferente», cuenta el propio Savu en un casi perfecto castellano, relata el diario La Verdad.

Aquí está viviendo cosas parecidas. «El clima es diferente, claro. El de Cartagena es muy parecido al de Sanlúcar de Barrameda, aunque me ha sorprendido que en Cartagena haga tanto viento todos los días. Aquí vivo muy bien. Tengo tiempo para todo, se puede estar en la calle y puedo jugar con mis hijos en el parque [en Moldavia y Rumanía, países en los que se desarrolló su carrera anteriormente las cosas son muy diferentes]. El recibimiento del vestuario ha sido excelente. Me llevo muy bien con Molina y con Víctor Ibáñez. Y Mariano Sánchez y Óscar Rico me han facilitado mucho las cosas en mis primeras semanas. Veo un vestuario perfecto para lograr un ascenso más en mi carrera», indica el portero rumano, de 29 años, que llegó a finales de enero procedente del Atlético Sanluqueño.

Es, sin duda, el hombre de la semana en el FC Cartagena. Su debut del pasado domingo en Lepe es de esos que no se olvidan nunca. «En cuanto expulsaron a Víctor [Ibáñez], Yepes y Portu vinieron a hablar conmigo. Yo ya estaba preparado. Me dijeron un par de cosas que fueron muy útiles para parar el penalti. En diez segundos ya estaba debajo de los palos. Me di cuenta de que había que poner un poco nervioso al delantero y me puse a hablar con Florian, quien también me dijo una cosa que es secreta. Le metimos presión al que iba a tirar. Salió todo bien y paré el penalti. La segunda parada [el balón se le quedó perfecto a Mustafá para marcar mientras Savu estaba levantándose del suelo] es más de reflejos e intución que otra cosa. En esa jugada se nota el trabajo que hacemos todos los días los tres porteros con Yepes», explica Savu.

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