​Entrenador emblemático del Shakhtar Donetsk, Mircea Lucescu fue recibido con abucheos al firmar por el eterno rival, el Dinamo de Kiev. Nueve meses después, el rumano está a punto de ofrecer al Dinamo su primer título de liga en cinco años, relata AFP.

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En caso de victoria el domingo en casa ante el Inhulets estará conseguido: el Dinamo de Kiev, que cuenta con 10 puntos de ventaja al frente de la tabla a falta de cuatro fechas, será campeón de Ucrania por primera vez desde 2016.

El veterano Lucescu, de 75 años, añadirá un nuevo título de liga ucraniana a su palmarés. No sorprende, pues, la ligera sonrisa que esbozó después de la crucial victoria del Dinamo (1-0) ante el Shakhtar la semana pasada, que selló el título de forma virtual.

"Esto no es fácil para mí", se justificó el técnico para explicar su alegría contenida.

Fútbol y política

En el Shakhtar Donetsk, Mircea Lucescu es una leyenda. Con el club del este de Ucrania, obligado a cambiar de sede luego del inicio del conflicto con los separatistas prorrusos de la región, conquistó 22 títulos entre 2004 y 2016, entre ellos la Europa League en 2009.

Por ello su llegada el pasado verano boreal a los rivales del Dinamo de Kiev, después de experiencias en Rusia y en Turquía, no estuvo exenta de polémica. Durante varios días el técnico nacido en Bucarest barajó la opción de abandonar su nuevo proyecto.

Los aficionados del Dinamo de Kiev no le perdonaban que hubiese hablado mal del club en el pasado, y veían en su nombramiento un "escupitajo en la cara a todos los aficionados del Dinamo".

Conocidos por su nacionalismo -numerosos de ellos se unieron al ejército y tomaron las armas en milicias en el este- le reprochaban también un crimen de lesa majestad: haber declarado en 2016, en plena guerra, que Rusia y Ucrania son "un solo y único país".

Cólera de aficionados

Sus primeras semanas fueron agitadas. Entre los aficionados del club azul y blanco un eslogan lacónico aparecía cada vez que el rumano entraba en escena: "¡Lucescu, vete!". Ni siquiera una victoria en la Supercopa contra el Shakhtar (3-1) en agosto calmó las aguas.

"No los considero como aficionados. Lo que me interesa es el juego, el resultado, hacer mejor al Dinamo", reaccionó el técnico esta semana tras un nuevo incidente. Pero con el paso de los meses los seguidores del club más laureado de Ucrania constataron que algo había cambiado en el equipo.

Lejos de la abundancia económica, el club no gastó en pretemporada para reforzarse, pero se centró en la cantera, la mejor del país. Lucescu tuvo mucha 'culpa' en ese cambio. Logró la comunión entre jóvenes con proyección como Viktor Tsygankov, veteranos a los que devolvió a sus mejores tiempos, y los pocos extranjeros del plantel, como el internacional de Luxemburgo Gelson Rodrigues.

Aunque el equipo no estuvo a la altura en Liga de Campeones ante el FC Barcelona y la Juventus de Turín, alcanzó los octavos de final de la Europa League, donde el Villarreal le cortó el paso. Y el contraste respecto a la temporada 2019-2020, cuando finalizó el curso a 23 puntos del Shaktar Donetsk, es evidente.

"Sin cambiar la plantilla, Lucescu cambió contra todo pronóstico los resultados. Los jugadores pasaron a un nivel superior", explicó a la AFP Artem Frankov, redactor jefe de la revista ucraniana Football.

El entrenador de más edad de la última edición de la Liga de Campeones tiene un pasado que inspira respeto. Ya dirigía a la selección de Rumanía en la Eurocopa-1984. Y a comienzos de los 90 estaba al frente del Brescia, en la Serie A.

Esta temporada podría llevar al Dinamo de Kiev al doblete, con una final de Copa de Ucrania prevista a mediados de mayo. Unos éxitos que no parecen ser suficiente para los ultras, que siguen pidiendo su marcha.