Cada vez son menos en el fútbol moderno, pero los auténticos mediapuntas, situados detrás de los atacantes y luciendo el dorsal número 10, siempre han hecho soñar. Gheorghe Hagi era uno de ellos, escribe la web de laFIFA.

Gica Hagi Foto: Reuters

Gracias a su creatividad, su genialidad y su gran repertorio técnico, el rumano tenía esa facultad de transformar lo extraordinario en algo normal. Así, a base de goles, pases y regates imposibles, inscribió su nombre en la leyenda dejando una huella indeleble en todos los lugares en los que estuvo, desde el Steaua de Bucarest al Galatasaray, pasando por el FC Barcelona y el Real Madrid.

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