​Un nuevo invierno se cierne sobre Rumania con un Gobierno en funciones sin competencias para adoptar ayudas que eviten que muchos rumanos, incapaces de asumir los precios disparados del gas y la electricidad, se queden sin calefacción con temperaturas que pueden llegar a 20 grados bajo cero en algunas zonas del país.

Tras la moción de censura que a principios de mes desalojó del poder al primer ministro Florin Citu, del Partido Nacional Liberal (PNL), su hasta ahora socio de coalición, Dacian Ciolos, líder del centrista Unión Salvar Rumania (USR), afronta la tarea ímproba de formar un nuevo Ejecutivo con solo el 17% de escaños.

Esta parálisis política, que agrava la crisis energética, ha avivado en los rumanos el recuerdo infausto de los inviernos bajo la dictadura de Nicolae Ceausescu, cuando los niños morían de frío en los orfanatos rumanos.

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