Los rumanos votan este domingo en elecciones legislativas en las que los liberales proeuropeos en el poder parten como favoritos, pese a las críticas a su gestión de la epidemia de coronavirus que amenaza con aguar las fiestas de fin de año.

Secție de vot la alegerile parlamentare (2020)Foto: Agerpres

Los colegios electorales abren a las 7H00 (5H00 GMT) y cierran a las 21H00 (19H00 GMT). La votación se lleva a cabo bajo las medidas restrictivas que ya se han convertido en norma (mascarillas, desinfectante, distancia física). No se espera una gran afluencia debido a la pandemia y al hartazgo de los votantes. La tasa de abstención podría rondar el 60%, según varios analistas.

El primer ministro Ludovic Orban, al frente de un gobierno minoritario de centroderecha desde hace un año, parece bien posicionado para mantener el puesto. Su Partido Liberal (PNL) cuenta con el 28% de las intenciones de voto en estos comicios a una sola vuelta, por delante de los socialdemócratas (PSD, oposición, 23%) y los reformistas de una joven alianza de centroderecha, USR-Plus (18%), según el último sondeo del instituto IMAS.

En una región donde los populistas y soberanistas ganan terreno, Orban defiende los valores europeos y promete reformas para modernizar este país de 19 millones de habitantes, uno de los más pobres de Europa.

Trayecto europeo

La carrera se anuncia reñida pero los liberales tienen una gran ventaja: el apoyo del popular jefe de Estado, Klaus Iohannis, procedente de sus filas. Pese a las acusaciones de "violación de la Constitución", este último hizo campaña abiertamente a favor del PNL y descartó un regreso de los socialdemócratas durante su segundo mandato, que se prolonga hasta 2024. El viernes, último día de campaña, criticó de nuevo al PSD, diciendo que esperaba que "Rumanía se separe definitivamente de quienes han intentado hacerla descarrilar de su trayecto europeo y democrático".

El PSD ganó las elecciones de 2016 y lanzó una polémica reforma del sistema judicial muy criticada por Bruselas. Esta reforma provocó una ola de protestas sin precedentes desde la caída del régimen comunista a finales de 1989. También se ha debilitado por el encarcelamiento por corrupción de su exlíder Liviu Dragnea.

Los socialdemócratas, que han dominado la escena política durante los últimos 30 años, dejaron el poder por una moción de censura a finales de 2019, pero sigue siendo mayoritario en el Parlamento.

Guerra de palabras

"Lo que está en juego en las elecciones es enorme", declaró Orban en entrevista con la AFP. "Una alta participación es crucial para que Rumanía continúe avanzando en la dirección correcta, es decir, con el respeto de los derechos y libertades fundamentales, el Estado de derecho, el comportamiento leal dentro de la UE y de la OTAN", subrayó.

Por su parte, el nuevo jefe del PSD, Marcel Ciolacu, acusa al gobierno de "incompetencia" y de "fracaso" en mantener bajo control la segunda oleada del covid-19. "El verdadero virus al que se enfrenta Rumanía es (...) el PNL", escribió en Facebook.

Su partido cuestiona que las restricciones en vigor sirvan de algo. Por el contrario, los epidemiólogos consideran insuficientes las medidas. Las autoridades son partidarias de confinamientos locales, en zonas que registren muchos contagios. Los hospitales, afectados por el éxodo de médicos y la escasa financiación, están saturados y temen que llegue un momento en el que acaben rechazando a los pacientes graves por falta de camas.