No puedo resistir la comparación: entre distintos territorios europeos que conozco bien, entre Timisoara y otros.

HotNews.roFoto: Hotnews

Frente al nacionalismo anti-europeo, irracional, reaccionario, tergiversador, divisor y dañino que se impone aún hoy en varias regiones de nuestra Europa, en Timisoara se ha elegido como alcalde a un ciudadano no rumano, a un extranjero (no me gusta la palabra extranjero para un ciudadano UE, pero en fin). Y la gran noticia europea no es que haya sido elegido por ser extranjero (los motivos de su triunfo son otros) sino que haya sido elegido a pesar de ser extranjero, de no esconderlo, de animar al voto hablando en todos los idiomas locales, de no envolverse en ninguna bandera ni excluir a nadie.

Felicito al nuevo alcalde, pero sobre todo a aquellos que, habiendo votado a cualquier partido o candidato, no lo han hecho condicionados por el pasaporte de ninguno de ellos.

Somos Europa, un poder económico, pero también mucho más. Somos una cultura común, fuerte por su riqueza lingüística, humana, religiosa, por sus tradiciones, sus ideas, su patrimonio, su folklore, su influencia mundial. Todo eso es nuestra herencia común a preservar, nos hace más ricos, nos hace más fuertes, nos hace mejores. Cualquier cosa que no nos una, nos destruye.

La política en Europa debe ser patriota para que Europa levante cabeza. El nacionalismo es autodestructivo, sólo trae división, y la división sólo trae pobreza.

Felicidades Timisoara por ser, de nuevo, un ejemplo para toda Europa.

Artículo de opinión de José Miguel Viñals, empresario y cónsul honorario español en Timisoara.