“El mayor logro después de la Revolución” de 1989. Así calificó este martes el presidente de Rumania, Klaus Iohannis, la línea 5 de metro de Bucarest durante su inauguración, de la que llegó a asegurar que “corría el riesgo de convertirse en una leyenda de los retrasos”.

Tunel de metrou în BucureștiFoto: Asociatia Pro Infrastructura

Conocida como Magistrala 5, la nueva línea de metro entró en servicio tras 6 años de aplazamientos debido a los continuos problemas de financiación, logísticos y técnicos desde que las obras se iniciaron en 2011.

Se trata de la obra urbana más importante construida en este país de la Europa del Este tras el derrocamiento del dictador comunista Nicolae Ceausescu, el arquitecto de la actual red de metro de la capital rumana a finales de la década de los 70.

La nueva línea de metro, que tiene una longitud de 7,2 kilómetros, ha costado unos 3.400 millones de lei, unos 660 millones de euros, de los cuales el 85 % proviene de la Unión Europea y el resto del presupuesto estatal.

La M5 del barrio bucarestino de Drumul Taberei arranca desde la estación Valea Ialomiței, continua por Romancierilor, Parc Drumul Taberei, Tudor Vladimirescu, Favorit, Orizont, Academia Militară y termina en Eroilor 2, junto a la Ópera de Bucarest.

“La gente quiere infraestructuras, la movilidad es cada vez más importante y el Gobierno debe insistir en esto y yo también presionaré mucho”, subrayó Iohannis.

A la ceremonia de apertura también asistieron el primer ministro, Ludovic Orban, y el ministro de Transporte, Lucian Bode.

Con la apertura de la M5, el metro de Bucarest cuenta ahora con 63 estaciones y una extensión de 78 kilómetros.

En el proyecto han trabajado empresas italianas, rumanas y la española FCC.

Primeras imágenes de la línea de metro con pasajeros.

El metro de Bucarest, entre la efervescencia urbanística y los caprichos de los Ceausescu