La oposición liberal rumana presentó el lunes una moción de censura, condenada de antemano al fracaso por falta de mayoria parlamentaria, aupado por la masiva ola de protestas contra el Gobierno socialdemócrata, pese a haber retirado el domingo el polémico decreto que despenalizaba ciertos casos de corrupción.

"Hasta el momento, nadie se ha asumido el error de promover este decerto nocturno", afirmó ante los periodistas Silviu Dehelan, diputado de la Unión Salvar Rumanía (USR), formación que pidió el voto de confianza junto al Partido Nacional Liberal (PNL) y al Partido Movimiento Popular (PMP).

Por su parte, el gobernante Partido Socialdemócrata (PSD) reafirmó el lunes su apoyo incondicial al actual Ejecutivo al alegar que cuenta con millones de votos que le dan total legitimidad para mantenerse al frente del poder.

"El Gobierno no tiene por qué dimitir. Ha sido elegido legítimamente y tiene que continuar gobernando", señaló el líder del PSD, Liviu Dragnea ante la prensa, tras salir de una reunión con la cúpula de su partido.

Tanto Dragnea como el primer ministro, el también socialdemócrata Sorin Grindeanu, expresaron hoy que piensan en la dimisión del ministro de Justicia, Florin Ioardache, considerado como responsable del texto del polémico decreto.

"Que pase estos dos días en los que debatiremos el presupuesto y la moción de censura. Es normal que esté el ministro. Luego, el miércoles o el jueves, tomaré una decisión", declaró Grindeanu.

En la noche del domingo al lunes, unas 300.000 se manifestaron en Bucarest y otras 200.000 en decenas de otras ciudades del país, para expresar su malestar con el Gobierno, incluyendo su dimisión.

Se trata de la ola de protestas más importante en el país balcánico desde el final del comunismo en 1989 y se esperan más manifestaciones esta semana, aunque mucho menos multitudinaria.

Grindeanu, por su parte, anunció ayer que no cesará de su cargo, ya que recibió el apoyo de millones de rumanos, y añadió que abrirá un debate con la oposición y la sociedad civil para reformar el sistema judicial.

No obstante, muchos de los manifestantes desconfían de las intenciones del ejecutivo y teme que volverá a socavar la lucha contra la corrupción.

En cambio, la manifestación se ha trasladado ahora frente a la sede presidencial donde unas 1.500 personas que sostienen al Ejecutivo, mayoría en edad avanzada, gritaban "Respetad el voto de los rumanos".