Cuando se cumplen 25 años de la caída del régimen comunista de Nicolae Ceausescu, muchos rumanos siguen esperando que se castigue a los responsables de la muerte de más de un millar de civiles en la revuelta que acabó con el fusilamiento del dictador, relataLa Vanguardia, que publica un reportaje de la agencia EFE.

Nicolae Ceausescu - ultimul discursFoto: Captura Youtube.com

Al contrario que en los demás países de la esfera comunista en el Este de Europa, como Hungría, Checoslovaquia o Polonia, el derrumbe del represivo régimen en Rumanía se produjo de forma violenta.

Cerca de la medianoche del 21 de diciembre de 1989 grupos de desconocidos dispararon contra la multitud que se manifestaba de forma espontánea en las principales avenidas de Bucarest para reclamar libertad.

"Se trataba de francotiradores aislados que disparaban a las unidades militares para que estos respondieran y así se generara el caos", explica a Efe Adrian Cioroianu, decano de Historia de la Universidad de Bucarest.

"Eran hombres fieles a Ceausescu, bien formados para crear terror entre la población", prosigue Cioroianu, quien asegura que estos francotiradores pertenecían a la Securitate, la temida policía secreta comunista.

Días antes, el 16 de diciembre, había comenzado una revuelta en Timisoara, al oeste de Rumanía, que causó decenas de víctimas y cuyos ecos poco a poco llegaron a Bucarest.

En respuesta a las peticiones de libertad, Ceausescu convocó en la tarde el 21 de diciembre -al poco de volver de un viaje a Irán- una manifestación de adhesión al régimen en la que intervendría desde el balcón del Comité Central del Partido Comunista.

"Tras dos minutos de discurso, el 'Conducator' se quedó atónito ante los gritos contra el régimen de la gente que se envalentonó y empezó a ondear banderas sin la insignia comunista", relata a Efe Cornel Ionita, uno de los manifestantes.

El abucheo al "Calígula del Danubio", emitido en directo por la televisión, fue la antesala de su caída.

Ionita vociferó consignas contra Ceausescu: "Abajo el dictador", "Muerte a los criminales", pero sobre todo "Libertad". Lo que no esperaba era que horas después las calles se teñirían de sangre.

Los accesos a la céntrica plaza de la Universidad los bloqueó la policía y el Ejército, que desplegaron decenas de tanques, y comenzaron a cargar con gran violencia.

"Había jóvenes y mujeres apaleados, con los ojos fuera de las órbitas, la ropas rasgadas, otros muertos por disparos", describe a Efe Doru Maries, presidente de la Asociación 21 de Diciembre, que reúne a familiares y víctimas que reclaman justicia.Siga leyendo el artículo.