Klaus Iohannis, quien ganó los recientes comicios presidenciales de Rumania declarándole la guerra a la corrupción, asegura en entrevista conDWque su país es un socio confiable tanto en la UE como en la OTAN.

Klaus Iohannis Foto: Privesc.eu

Cuando quedó claro que Klaus Iohannis había ganado las elecciones presidenciales de Rumania (17.11.2014), el político conservador-liberal se dirigió a sus compatriotas y prometió que gobernaría “para todos los rumanos”. Los analistas sostienen que Iohannis triunfó con más del 54 por ciento de los votos gracias a que los ciudadanos fueron masivamente a las urnas en la segunda vuelta del 16 de noviembre y a una campaña que apelaba a su buen trabajo como alcalde de la ciudad transilvana de Sibiu. En entrevista con Deutsche Welle, el presidente electo habla sobre los desafíos que él y su país tienen por delante.

Deutsche Welle: Señor presidente, ¿a qué atribuye usted su victoria, un triunfo que las encuestas no daban por sentado y que muchos tildan de “histórico”?

Klaus Iohannis: Lo histórico fue, en primer lugar, la alta participación electoral. Y, en segundo lugar, el hecho de yo haber podido romper con los clichés y prejuicios sobre cómo se hace política. Los electores entendieron mi mensaje cuando describí lo que es posible construir en Rumania. Los resultados de las elecciones revelan que los rumanos desean que haya un cambio profundo en la manera de hacer política en este país.

Usted dice querer construir “la Rumania del trabajo bien hecho”. ¿En qué consiste esta visión?

Yo aspiro a una Rumania fuerte y próspera. En concreto puedo decir que tengo la visión de un país en el que cada quien hace su trabajo, donde los proyectos comenzados son terminados exitosamente, donde la ley se aplica a todos, donde los políticos y las instituciones están al servicio del ciudadano. En mi programa de Gobierno presenté once tópicos en torno a los cuales la clase política y la sociedad civil deberán llegar a un consenso. Entre ellos están el sistema sanitario, el educativo, el de las jubilaciones y el económico.

Usted se puso metas ambiciosas: luchar contra la corrupción, garantizar la independencia de la Justicia y velar por el Estado de Derecho en Rumania. Pero el Parlamento está dominado por sus opositores…

Da igual quién tenga la mayoría parlamentaria: el consenso es necesario. Lo primero que hice fue pedirle públicamente a los partidos que demostraran haber comprendido el significado de los resultados electorales. Eso implicaba, por un lado, rechazar definitivamente el proyecto de ley para amnistiar y perdonar a quienes han incurrido en hechos de corrupción, y por otra parte, retirarle la inmunidad a los diputados bajo sospecha con miras a que la Fiscalía estudie sus casos. Eso se logró en apenas dos días. En otras palabras, ¡es posible!

Rumania está en una situación geopolítica muy compleja por ser el país comunitario que más líneas fronterizas comparte con Ucrania. ¿Cuáles son las prioridades de su política exterior?

Yo tengo planeado darle continuidad a la actual política exterior de Rumania: consolidar su sociedad estratégica con Estados Unidos y garantizar que nuestro país siga siendo un socio confiable tanto en la Unión Europea (UE) como en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En este contexto geopolítico tan complicado, Rumania asumirá su papel como aliado serio.

Durante su campaña electoral usted contó con apoyo de políticos alemanes. ¿Es de esperar que las relaciones germano-rumanas vivan un nuevo auge?

Yo creo que cabe esperar una nueva etapa, sobre todo –aunque no únicamente– en lo que respecta a las relaciones entre Alemania y Rumania. Yo pienso que, en general, Rumania debe alzar su perfil en la UE. Rumania puede y debe mostrarse más activa en el seno de las organizaciones y alianzas a las que pertenece. Nuestro país debe darle más valor a su potencial.