La ONU celebra hoy, 19 de noviembre, el Día Mundial del Retrete. En Rumanía, país con el peor saneamiento de la UE, el tema está fuera del debate político habitual.

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Los grandes líderes se definen no tanto por realizar ostentosas promesas, sino por delimitar claramente las prioridades de su acción política. Eso hizo el expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva en su discurso de investidura en enero de 2003, afirmando que el máximo desafío de su mandato era “conseguir que los 54 millones de pobres brasileños tuvieran tres comidas al día”.

La ONU celebra hoy 19 de noviembre el Día Mundial del Retrete para llamar la atención del hecho que en el mundo existen unos 2.500 millones de personas que no tienen acceso a instalaciones de saneamiento adecuadas, como letrinas o retretes. Esto conlleva graves consecuencias para la salud, dignidad y seguridad de las personas.

Rumanía es un país tremendamente centralizado desde todos los puntos de vista, también mediática y políticamente. En ocasiones los medios de comunicación tiene la tendencia a focalizarse únicamente en las problemáticas de los bucarestinos, ignorando que Rumanía es el país más rural de la UE y que, por tanto, existen múltiples preocupaciones distintas a las de la capital. Como dicen algunos sociólogos, Bucarest es la capital de Rumanía pero no es Rumanía esencialmente.

Los medios de comunicación y la clase política ignoran el que tal vez sea uno de los mayores problemas y déficits de Rumanía, el precario estado de las canalizaciones del país.

Según el Instituto Nacional de Estadística, sólo una de cada cinco viviendas en aldeas y pueblos de menos de 2.000 habitantes tienen baño propio. Las condiciones de vida y salubridad en estos lugares son más parecidas a las del siglo XIX que a las de un país de la UE en pleno 2014.

¿Para cuándo un líder nacional que se fije el objetivo de acabar con los baños comunes en las zonas rurales del país?