En las elecciones presidenciales del 2 de noviembre de 2014 dos de los 14 candidatos son mujeres: Elena Udrea por parte del Partido Movimiento Popular (PMP) y Monica Macovei como candidata independiente, ambas posicionadas en la derecha ideológica.

Macovei si UdreaFoto: Hotnews

La probabilidad de que Rumanía cuente a partir de 2015 con una mujer presidente es remota a tenor de las recientes encuestas que les otorgan un 7% a Udrea y un 4% a Macovei en la primera vuelta. No obstante, su presencia ha puesto en primera línea del debate político cuestiones relegadas en otras citas electorales, como el papel de la mujer en la política o la sociedad.

La presencia de las dos candidatas es un hecho en sí mismo positivo si tomamos en consideración el monopolio masculino sobre la acción política en Rumanía desde 1989. Actualmente, de los 588 parlamentarios electos en las legislativas de 2012 sólo 67 son mujeres, un 11´39%. El único precedente de una mujer candidata a las presidenciales se produjo en el 2000, cuando la abogada Gratiela Barla obtuvo 61.455 votos, un escaso 0´55%.

Pero, más allá de su mera presencia en la batalla electoral, queda por ver en qué medida las dos candidatas vienen con un mensaje emancipador para las mujeres rumanas. Algunos elementos de sus programas políticos, de los mensajes o carteles electorales son problemáticos desde ese punto de vista.

Macovei, sobre el derecho de los no nacidos y la banalización del aborto

En el punto 10 del decálogo político de Monica Macovei encontramos el siguiente texto: “Incluso los niños no nacidos tienen que ser protegidos: estoy en contra de la banalización del aborto, aunque considero que el Estado no tiene que prohibirlo sino intervenir educativamente para evitarlo”. Macovei utiliza en este texto de su programa electoral el mismo vocabulario de los grupos fundamentalistas religiosos pro-vida, con expresiones como “derecho de los no nacidos” o “banalización del aborto”. Además, uno de sus colaboradores es Adrian Papahagi, político declarado abiertamente anti-aborto y portavoz de su campaña en Cluj.

Como eurodiputada en la pasada legislatura (2009-13), Macovei participó en el boicoteo por parte del Partido Popular Europeo al informe Estrela (informe sobre la “Salud y los derechos sexuales y reproductivos”), que pedía el reconocimiento del derecho fundamental de las mujeres a decidir sobre la interrupción del embarazo y la prohibición de las objeciones de los médicos que rehúsan realizar abortos invocando razones de índole religioso.

Udrea y la perpetuación de los estereotipos de género

En la actual campaña presidencial, Udrea utiliza sus atributos físicos para ganar votos. El eslogan “Buena para Rumanía” acompañado por fotografías de la candidata vestida de blanco y con minifalda, así como su página web “Rumanía bella” llevan a esta conclusión. El efecto de este enfoque es que ofrece la ocasión a algunos para mostrarse machistas pero al mismo tiempo aparta a la candidata de la imagen de responsabilidad y seriedad intrínseca al cargo al que aspira. Los intentos de Elena Udrea de mostrar sus logros del periodo en el que desempeñó el cargo de ministra de Desarrollo y Turismo (kilómetros de carretera, escuelas y hospitales modernizados, viviendas para jóvenes) son echados a perder por su imagen infantilizada en los carteles electorales.

¿Son los rumanos machistas?

Según el Instituto Europeo de Igualdad de Género, Rumanía posee el menor Índice de Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres de toda la UE.

Existe desigualdad tanto en el ámbito privado –donde el hombre es el cabeza de la familia y la mujer debe realizar mayoritariamente las tareas domésticas y de cuidado de hijos o ancianos-, como en el mercado laboral –con diferencias salariales.

Las desigualdades de género se prolongan también en el ámbito de la política. Un sondeo de INSCOP Research de septiembre de 2014 indicaba que un 38% de los rumanos no consideran a una mujer como adecuada para ocupar la presidencia del país.

En este contexto, es un acto de valentía que debe ser reconocido a las candidatas Udrea y Macovei el intentar luchar por la presidencia. Pero mientras Macovei niega que los rumanos sean machistas y que sea una desventaja ser mujer para competir en las elecciones, Udrea juega con los prejuicios sexistas de sus oponentes aun con el riesgo de perpetuar estos prejuicios.

Estas elecciones pueden significar un paso más para que la ciudadanía no vea como extraño a una mujer candidata a cualquier elección, pero también sería deseable que futuros candidatos –tanto mujeres como hombres- elaboraran un programa más específico en cuestiones de género en un país que posee aún mentalidades tradicionales sobre los papeles que puede desempeñar la mujer en la familia y en la sociedad.