Tres de los 17 bisontes reintroducidos en mayo en Rumanía murieron en las últimas semanas debido a las bajas temperaturas registradas por el cambio de estación, aunque también se sospecha del mal de la “lengua azul”, hallada recientemente en animales en el país balcánico.

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“Un otoño con humedad alta representa un periodo que requiere un gran consumo de energía para los bisontes, lo que les hace bajar su inmunidad, a lo que se debe añadir un esfuerzo mayor por el cambio de pelo de los animales”, señaló hoy World Wide Fund Rumanía, en un comnicado de prensa.

“Estas debilidades se complementan con el estrés que acarreó su transporte y su aclimatación a un nuevo entorno a su llegada a las florestas”, añadió.

Sin embargo, la organización ecologista reconoció que está a la espera de los análisis de la Autoridad Nacional Sanitaria Veterinaria de Bucarest para determinar si fueron víctimas del mal de la "lengua azul".

Sus cuerpos se hallaron sin vida en la zona salvaje de los montes Tarcu Armenis, al suroeste de Rumanía, donde fueron trasladados los animales desde centros de acogida de Suecia, Alemania, Suiza e Italia.

La caza y la tala de árboles provocaron su desaparición en Rumanía, a donde acababan de regresar dos siglos después de su extinción gracias a la primera reintroducción llevada a cabo no en una reserva natural sino en un paraje donde los animales tienen absoluta libertad de movimiento.

En todo el mundo hay en la actualidad sólo 5.046 ejemplares del bisonte europeo, de los que unos 3.230 viven en libertad o en semi cautividad, según Rewilding Europe.