​El juicio denominado el “Nuremberg rumano” por algunos medios se abrirá hoy en Bucarest con el comandante de una de las prisiones más brutales de la Rumanía comunista, Alexandru Visinescu. Se trata del primer acusado de crímenes contra la humanidad desde que el dictador Nicolae Ceausescu y su esposa Elena fueran ejecutados el día de Navidad de 1989.

Alexandru VisinescuFoto: Agerpres/AP

Visinescu, que cumplirá 89 años esta semana, será juzgado por el “régimen de exterminio” que instauró en el centro penitenciario de Ramnicu Sarat, al sureste de Rumanía, entre 1956 y hasta su cierre en 1963.

La Fiscalía rumana acusa al ex jefe de la cárcel de “falta de cuidados médicos y la degradación de la salud de los prisioneros a través de una mala alimentación, celdas gélidas, palizas y castigos aplicados de manera discriminada y abusiva”, y de haber causado la muerte de al menos 14 personas.

El imputado, que se enfrenta a cadena perpetua, afirmó que obedecía órdenes y echó la culpa de lo sucedido al régimen.

El abogado de Visinescu, Dan Petre, señaló al diario Gandul que su cliente se encuentra en un estado de salud precario tanto física como mentalmente.

“Las víctimas, que tienen memoria, han transmitido su lado emocional a la prensa, lo que ha provocado que se hable de un Nuremberg rumano, pero mucho a menor escala, sobre todo porque este juicio se celebra 25 años después de la caída del comunismo, cuenta Constantin Vasilescu del Instituto de Investigación contra los Crímenes del Comunismo (IICCMER).

Sin duda, este proceso llega demasiado tarde para las víctimas puesto que muchos de los responsables han muerto o superan los 80 años.

“Desgraciadamente, no existe ninguna acusación contra un oficial comunista importante”, explica el historiador Mircea Burcea.

“Se escaparon sin que pagaran sus crímenes; ahora sólo restan guardianes o tenientes que, por supuesto, merecen el destino de ser juzgados por sus actos atroces que cometieron contra los detenidos políticos”, subraya Burcea, que añade que resulta necesario este proceso para contar a la gente los horrores del régimen totalitario.

Se estima que entre 150.000 y 200.000 personas fueron encarceladas en Rumanía por motivos políticos durante la dictadura comunista entre 1945 y 1989, según el Instituto de Investigación contra los Crímenes del Comunismo.

Por otra parte, Ion Ficior, de 85 años, está acusado de dirigir entre 1958 y 1963 el campo de trabajo de Periprava, al sureste de Rumanía, donde impuso “un régimen de detención represivo, abusivo e inhumano contra los detenidos políticos, registrándose 103 muertes”, según la Fiscalía.