Hoy ha sido un día triste, el más triste desde que se abrió, el pasado octubre, el Consulado Honorario de España en Timisoara, Rumania. La muerte de ocho ciudadanos rumanos en Orihuela, en la colisión de un camión con la furgoneta en la que iban al aeropuerto de Valencia rumbo a Timisoara, ha marcado nuestro día, desde primera hora.

Todos los fallecidos eran de esta provincia (Timis). La mañana empezó con la llamada de un hombre pidiendo que le ayudáramos a encontrar a su mujer, que no había llegado en el vuelo de anoche, y su posterior llegada al consulado junto a sus hijos después de que la policía le comunicara su muerte. Completamente perdido quería saber qué hacer, pensaba que quizá podía ser un error y la víctima no era su esposa, a quién llamar en España, donde no tenían otra familia, cómo le podíamos ayudar… Al poco el alcalde de un pueblo cercano nos llama para comunicarnos que también murieron cuatro vecinos de su localidad, padres y dos niños, y al final el destino ha hecho que otra de las fallecidas sea familiar muy cercano de un empleado de este consulado honorario. La tristeza ha sido total.

De hoy recordaré ojos vidriosos y sollozos en mi despacho, voces rotas, el esfuerzo de los familiares por contener el llanto, mi impotencia para hacer algo útil de verdad, nuestra incapacidad de paliar en nada el dolor.

Desde el Consulado Honorario de España en Timisoara quiero transmitir mi pésame a todos los familiares y amigos de las víctimas, pero también a toda la población rumana que vive y trabaja en España a quien, sin duda, esta tragedia ha afectado especialmente.— José Miguel Viñals Ariño. Cónsul honorario de España en Timisoara, Rumania.