«No vengo a robar a su país, vengo a trabajar porque me encanta trabajar». Así se justificaba, confuso y asediado por un insólito comité de bienvenida, Victor Spirescu nada más bajar del primer avión procedente de Bucarest que aterrizó en el aeropuerto de Luton el pasado día 1. El joven rumano, de 30 años, acompañado de su amigo Julian Barbat, tuvo la suerte, buena o mala, de ser el más fluido en inglés del puñado de pasajeros que llegaban a Londres por primera vez como inmigrantes económicos, tras el levantamiento de las restricciones a la libre circulación de ciudadanos de Rumanía yBulgaria por varios países de la UE, publicó hoy el diarioABC.

Terminal Aeroport OtopeniFoto: Agerpres

En el primer vuelo desde Bucarest el día 1 no hubo ni rastro de invasión de rumanos

Le esperaban un enjambre de periodistas y dos miembros del Parlamento, que tuvieron la delicadeza de invitarle a un café. La mayor parte del pasaje estaba compuesto, sin embargo, por residentes en Reino Unido que habían vuelto a casa por Navidad. Ni rastro de la invasión de rumanos que llevan cacareando desde hace meses los sectores conservadores británicos, con el primer ministro a la cabeza.

Spirescu contó que tiene ya un trabajo como limpiacoches, pero que aspira a encontrar algo mejor para ahorrar y volver a la localidad de Pelisor en Transilvania, donde le espera su mujer, Catalina. Esta muchacha de etnia gitana ya estuvo un año trabajando en Italia, para que la joven pareja pudiera construirse una casa. Ahora le toca el turno a él de prosperar en un país más rico para poder construir una vida en el suyo.

España, segunda fuente de inmigrantes

No hubo periodistas, ni diputados, en los vuelos que llegaban deEspaña en Año Nuevo, pero, de mantenerse la tendencia de los últimos meses, debían de ser muchos más los jóvenes que aterrizaban por primera vez en Gran Bretaña para buscarse la vida. Según las últimas estadísticas oficiales, el número de españoles inscritos en la Seguridad Social británica creció un 42% en 2013 con respecto al año, con la incorporación de 49.900 compatriotas. En el año anterior fueron 35.000 altas.

España, con una colonia estimada por la Embajada en Londres de unas 150.000 personas, es ya el segundo país que más inmigrantes aporta al Reino Unido, por detrás de Polonia, y por delante de Italia, India y Lituania. En 2009, tras el impacto del crack» de 2008, la inmigración española a Gran Bretaña entró en el «top 10» de países de origen, hasta ocupar en solo cuatro años la segunda posición.

Los expertos insisten en matizar estas cifras, que solo incluyen las altas pero no las bajas en la Seguridad Social de un fenómeno de inmigración laboral que suele durar unos años antes de volver a casa, como indica el caso del joven Spirescu. Ante la ausencia de registros fiables de residentes o de trabajadores, las inscripciones en el llamado National Insurance –al que es obligatorio cotizar para obtener un puesto de trabajo en Reino Unido– constituyen la única estadística oficial disponible para intentar cuantificar un fenónemo siempre escurridizo [puedes consultar aquí las tablas estadísticas y el último informedisponible].

Rumanos y búlgaros, en España e Italia

La cifra de españoles contrasta con el leve incremento de un 3% del número de búlgaros y rumanos inscritos en el último año, con 28.580 altas. De los tres millones de ciudadanos de estos países que ya viven en otros Estados de la UE, según la Comisión Europea, en julio de 2012 residían en Gran Bretaña 94.000 rumanos y 47.000 búlgaros. La mayoría de ellos están en Italia y España, y algunos creen que esa fuerza laboral ya emigrada podría ahora buscar las mejores oportunidades del mercado laboral británico tras el levantamiento de las restricciones a su circulación dentro de la UE.

Pero, como suele ocurrir en el debate migratorio, casi todo son apriorismos, y pocas las cifras. La gran mayoría de los 183.000 comunitarios que se instalaron en Reino Unido en el último año provienen del Sur, y no del Este de Europa, con un incremento del 52% del número de altas de italianos en la Seguridad Social (39.400 en 2013), un 45% más de portugueses (28.000) y un 31% más de griegos (9.000) que en el año anterior. estas cuatro nacionalidades supusieron el año pasado casi el 70% de la inmigración comunitaria a Gran Bretaña.

El gobierno presidido por David Cameron, en su estrategia de endurecer su discurso sobre la inmigración, ha planteado establecer un cupo anual de 75.000 inmigrantes comunitarios. La idea suscitó fuertes críticas de los socios liberales de Cameron, de aliados europeos clave como Polonia y de la Comisión Europea. Pero el propio primer ministro reiteró en la BBC el domingo que la propuesta sigue sobre la mesa, y que quiere proponer a sus socios en la UE alternativas para limitar el peso de la inmigración.