Una institución rumana que investiga crímenes cometidos durante la era comunista exhortó el miércoles al fiscal general a presentar cargos por genocidio contra el ex comandante de un campo de trabajos forzados a quien responsabilizan por la muerte de 103 prisioneros, relata elNuevo Herald.

Ion Ficior, de 85 años, fue subcomandante y posteriormente comandante del campo de trabajos forzados de Peroprava entre 1958 y 1963. El campo se encontraba en un remoto poblado del delta del Danubio cerca del Mar Negro y llegó a contar con hasta 2.000 prisioneros.

En Rumania hubo 500.000 antiguos prisioneros políticos, aproximadamente una quinta parte de ellos murió cuando estaban detenidos, de acuerdo con historiadores, que dijo que la mayoría de los prisioneros eran simplemente personas que entraron en conflicto con el régimen comunista.

Andrei Muraru, director del Instituto de Investigación de Crímenes Comunistas, presentó formalmente a la fiscalía el miércoles la petición para enjuiciar a Ion Ficior.

Muraru responsabilizó a Ficior por las muertes de 103 personas en el campo causadas por desnutrición, golpes, falta de atención médica y dar a los presos agua del Danubio que les hizo enfermarse de disentería.

"Era un campo de exterminio", dijo Muraru. "Ahí se aplicaba un régimen represivo, excesivo e inhumano ".

El más joven de los detenidos muertos tenía 19 años, mientras el mayor contaba 71 años, agregó Muraru, quien pidió a la fiscalía prohibir la salida del país a Ficior dado que su hijo vive en Estados Unidos.

Ficior no pudo ser localizado para que hiciera algún comentario. Sin embargo, en una entrevista con The Associated Press en junio, dijo que sólo tres o cuatro personas murieron durante el tiempo que estuvo al frente del sitio, ubicado en un remoto pueblo del delta del río Danubio, cerca del Mar Negro, que albergaba a más de 2 mil prisioneros.

Ficior dijo en esa ocasión que no se arrepentía ya que los prisioneros eran combatientes —conocidos como Legionarios— que apoyaron a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y quienes merecían estar encarcelados.

La fiscalía en Bucarest no respondió a la petición de presentar cargos.

El instituto informó que habló con 21 ex prisioneros del campo para sustentar el caso contra el ex comandante.

"Ficior nos golpeaba todos los días con un bastón de madera", dijo en junio a The Associated Press el antiguo prisionero Ianos Mokar, quien agregó que el acusado aterrorizaba a los detenidos embistiéndolos con su yegua blanca.

Los investigadores comenzaron a excavar el lunes en Periprava en busca de restos humanos. Hasta el momento han localizado los cuerpos de cinco ex prisioneros quienes al parecer fueron sepultados sin ropa en una fosa común, explicó a la AP por teléfono desde el pueblo Dan Talnaru, gerente general del instituto.

No se encontraron ataúdes, ropas ni posesiones personales cerca de los cuerpos, agregó.

El 3 de septiembre, los fiscales presentaron una acusación por genocidio contra otro ex comandante, Alexandru Visinescu, de 87 años, quien dirigió la prisión de Ramnicu Sarat, donde se encarcelaba a integrantes de la élite rumana.

Visinescu, quien será llevado a juicio aunque aún no se ha establecido una fecha para éste, dijo a la prensa que sólo acataba órdenes.

Cerca de 3.500 personas que fueron prisioneros políticos en las décadas de 1950 y 1960 todavía viven; en 1989, cuando el régimen comunista fue derrocado, había 40.000.