El Instituto Cervantes de Bucarest lanzará mañana el Programa de Integración Lingüística (PIL) destinado a niños rumanos con padres emigrados en España, una iniciativa "pionera" con la que se pretende obtener financiación para que estudien español y así mejoren sus expectativas laborales en un futuro.

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"Nuestro objetivo pasa por captar a todos los alumnos que se puedan becar", explica a EFE la jefa de Estudios del centro cultural y coordinadora del proyecto, Mila Crespo, que prevé que unos 10 niños puedan beneficiarse este año.

"Esperamos que participen instituciones públicas como ayuntamientos y asociaciones, así como lograr el apoyo de donantes privados y empresariales", agrega Crespo.

Los cursos de español, que serán on-line (a distancia) y podrán durar hasta cuatro meses, suelen costar 50 euros aunque su precio se reducirá hasta los 25 euros.

"El Cervantes llegará a proporcionar cinco euros, por lo que deseamos recaudar 20 euros para becar a cada niño", señala la coordinadora de esta iniciativa solidaria a la que calificó de "pionera" puesto que no existe en ningún otro centro del Cervantes.

Crespo aclara que el proyecto se desarrollará de manera "transparente" y mediante "las vías más efectivas para alcanzar a ese público sin discriminar a nadie, en referencia a si pertenece a la etnia romaní.

El Instituto Cervantes de Bucarest colaborará con Save the Children (Salvad a los niños), una organización sin ánimo de lucro, que cuenta con 16 centros en toda Rumanía donde se acogen a niños cuyos padres se han marchado del país por motivos de trabajo.

Durante la presentación en la sala de la institución pública, se proyectará el documental "Aici... adica acolo" ("Aquí... es decir allí) de Laura Capatina Juller, una reflexión sobre los efectos de la inmigración sobre los niños.

La Dirección para la Protección del Niño en Rumanía contabiliza unos 80.000 menores con al menos un progenitor fuera del país, de los cuales unos 30.000 son niños con ambos padres en el extranjero.

Sin embargo, un estudio de Unicef, elaborado en cooperación con el instituto demoscópico Gallup, revela que en Rumanía casi 400.000 menores viven en hogares en los que falta el padre o la madre.