​Las deficiencias de tratamiento y asistencia pública y la estigmatización social por la falta de medios de información ponen en una dificilísima situación a los enfermos de Alzheimer y sus familiares en Rumania, donde el 80% de los casos de esta enfermedad ni siquiera son diagnosticados, informó la agencia de noticias EFE, citado por abc.es.

La Sociedad Rumana Alzheimer estima que en el país balcánico hay unos 200.000 casos de personas afectadas por esta enfermedad, de los que sólo 35.000 están diagnosticados.

Mañana, viernes, se celebra el Día Mundial del Alzheimer en todo el mundo, para crear consciencia acerca de esta enfermedad, cada vez más extendida, sobre todo en los países desarrollados.

En España y otros países de la Unión Europea (UE), el porcentaje de enfermos no diagnosticados no suele superar el 30 %, según datos de la Sociedad Española de Neurología.

"En Rumanía faltan centros de día, apoyo social para las familias y asistentes para las personas con la enfermedad, servicios a domicilio, continuidad en los cuidados", explicó a Efe en Bucarest Gabriela Cristescu, médico geriátrico y directora ejecutiva de la Sociedad Rumana Alzheimer.

Cristescu denunció la deficiente calidad de los pocos servicios que se ofrecen, y reclamó la puesta en marcha de una estrategia nacional para las enfermedades de demencia para fomentar la capacidad de diagnóstico y mejorar así las vidas de los pacientes y sus familiares.

"Muchos casos son diagnosticados tarde en la evolución de la enfermedad, lo que priva al paciente de un tratamiento adecuado", cuenta la especialista rumana.

La falta de información provoca que se achaquen a la edad los síntomas de la enfermedad.

Los altos costes del tratamiento, las graves carencias de la sanidad pública rumana y el miedo al rechazo de una sociedad que aún condena los problemas psíquicos, evitan a menudo que los familiares de los enfermos acudan al médico.

Una que sí fue al médico es Ramona Amariei, quien descubrió hace siete años en un examen rutinario que su madre, de hoy 62 años de edad, padecía de Alzheimer.

Hasta entonces no tenía la menor idea de la existencia de este mal, y durante años no consideró alarmantes los problemas de memoria que padecía su madre.

"En Rumanía, mucha gente esconde que tiene familiares con Alzheimer, y si no te informabas de manera especial porque tenías un interés era difícil saber de la enfermedad", cuenta Ramona.

Y su madre no es la única afectada en la familia. Su hermana mayor, ya fallecida, padeció Alzheimer antes que ella, pero quienes la cuidaban ocultaron al resto de la familia que se trataba de esa enfermedad. Saberlo, habría ayudado a diagnosticar antes el Alzheimer de Aurica.

La honradez y la naturalidad con la que Ramona Amariei y su familia tratan la enfermedad de Aurica no ha evitado que el estigma afecte a la paciente.

Desde que supieron que padecía Alzheimer, buena parte de sus familiares y amigos han dejado de visitarla, provocando una sensación de aislamiento que en nada ayuda a la persona enferma.

Con todas las indemnizaciones que le corresponden concedidas tras un largo y costoso proceso burocrático, la familia de Aurica recibe del Estado los medicamentos gratis y un total de 165 euros al mes.

El padre de Ramona, único cuidador a tiempo completo de la enferma, recibe 110 euros, y su mujer cobra 55 euros por invalidez.

Muchos otros afectados, diagnosticados o no, por desconocimiento, complicaciones burocráticas o no cumplir todos los requisitos, ni siquiera reciben esta prestación.

Contra todas estas dificultades y la falta de fondos lucha la Sociedad Rumana Alzheimer, una de las pocas instituciones de este tipo en Rumanía, junto a Bulgaria el país más pobre de la UE.

En su centro "Memoria" de Bucarest, la Sociedad ofrece asesoramiento, consejos y apoyo moral a los afectados por el Alzheimer, en una iniciativa de impacto limitado pero enorme para unas pocas personas inédita en el país balcánico.