Su increíble metamorfosis, sus reminiscencias de la 'pequeña París', famosa en los años 30 por la acuciante influencia francesa o las huellas de un régimen estalinista encarnado por el dictador Nicolae Ceaucescu han convertido a la capital rumana en una de las urbes europeas más atractivas aún por explorar.

Suporterii iberici fac spectacol pe LipscaniFoto: Hotnews

Clasificaciones de ciudades hay de todos los colores, pero hace unos meses, la versión francesa de Slate, lanzaba un ranking con un enfoque algo distinto: las ciudades más cool o con más ambiente de Europa. Para medirlo, esta web utilizó datos estadísticos de Eurostat e informaciones de Routard, Resident Advisor y Wikitravel. No se fijaron en la calidad del sistema educativo o en los precios del mercado inmobiliario, sino en otras premisas bien distintas: el precio de una jarra de cerveza, la proporción de los estudiantes entre la población, el transporte público durante la noche o la legislación respecto al consumo de cannabis.

En lo más parecido a un laberinto de bares, que solamente permite el paso de los transeúntes por un estrecho camino que incluso obliga a marchar en fila india, el barrio Lipscani late con fuerza en el centro histórico, representando el renacer de una capital que desea desmarcarse de los años negros del comunismo.

Los visitantes se asombran de que una jarra de medio litro de cerveza pueda costar entre 1,5 y 2,5 euros. Sus tentadores precios permiten no arruinarse, sobre todo, en este periodo de crisis económica. A todo esto, se añaden el bajo coste del alojamiento y la gratuidad de acceso a las discotecas más relevantes de la capital como Bamboo o Fratelli.

Otros factores que colocan a Bucarest como una de las ciudades con más ambiente es la proporción de estudiantes, un 24,1%, casi un cuarto de la población (de dos millones de habitantes), y los muchos y diversos barrios conocidos por su electrificante vida por las noches bucarestinas. La ciudad se despierta cada mañana tras una larga noche de copas y bares, que ha conseguido que se una al grupo de la capital europea que no duerme, tras Berlín y Madrid.​