El sol se va alzando, una hilera de cuerpos tensionados se empujan con los codos intentando mantener su posición. Saltos, carreras cortas y agitación. Se oyen las respiraciones aceleradas, la mirada se vacía, los pensamientos se concentran y la mente va quedando en blanco al ritmo de las inspiraciones y expiraciones. El aire se llena de cientos de átomos que aglutinan la excitación del momento. Los participantes se colocan el dorsal, se quitan las últimas prendas de abrigo, algunos se santiguan, otros sonrien a sus familiares, escribeTalía Delgado de Hispatriados.

El rumor tenso de varios segundos se transforma en un silencio absoluto que se rompe con los primeros compases del New York, New York de Frank Sinatra; los corredores siguen el ritmo con las palmas y se bambolean hombro con hombre al son de la canción mientras tararean. La masa comienza a caminar hasta la linea de salida. Da comienzo la carrera.

El ambiente mitad festivo, mitad deportivo es la insignia de uno de los más famosos maratones del mundo, el Maratón de Nueva York que congrega cada año a más de 40.000 corredores profesionales y aficionados. El espíritu lúdico y deportivo es el legado del fundador de esta carrera, el rumano Ephraim Lebowitz más conocido como Fred Lebow, quien siempre tuvo en mente una carrera inclusiva, abierta a todos en la que lo importante fuera simplemente correr y disfrutar haciéndolo.

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