En un contexto de crisis mundial, la batalla por los recursos se intensificará aún más en 2013. Mientras la UE recurre a Rusia para satisfacer sus necesidades energéticas, uno de sus países miembros podría suministrarle productos agrícolas. Pero para ello los rumanos tendrían que ser conscientes de sus ventajas, cuenta Cristian Unteanu, periodista del Evenimentul Zilei, en un artículo traducido a Presseurop.

Agricultura 2012Foto: USER UPLOADED

No va a ser un año fácil. El contexto es el de una crisis mundial que ha hecho crecer aún más los abismos tradicionales entre Norte-Sur y Este-Oeste, y que ha revelado la ausencia de soluciones alternativas globales. Las únicas que han funcionado más o menos (o que al menos han aportado esperanzas de mejora) son las soluciones en el ámbito regional o en el de las alianzas tradicionales que intentan salvar lo que les queda de poder. El mejor ejemplo de ello es la Unión Europea y su esfuerzo de supervivencia centrado en los países de la eurozona.

Los europeos viven su mayor dilema existencial que, de una forma u otra, empezará a despejarse durante este año 2013. La UE depende de los recursos rusos hasta en un 60%, un porcentaje que podría incrementarse considerablemente en caso de que se produzca un conflicto que bloquee temporalmente el acceso a los recursos de Oriente Próximo. También depende de las importaciones de cereales y de carne de Sudamérica, un proveedor estratégico y aún asequible, pero que puede cambiar de comportamiento ahora que Mercosur se ha confirmado como una potencia dentro del mercado internacional de poder.

Es posible que Europa siga considerando a Rusia un socio estratégico en la resolución de los problemas energéticos y quizás llegue a encontrar una forma de aprovecharse del mercado africano de los recursos. Pero el año 2013 se caracterizará por una lucha feroz por las materias primas agrícolas y el suministro de carne.

Puede que esta situación constituya una oportunidad para Rumanía, un país que, al menos en teoría, podría producir una parte importante de la demanda europea de productos agrícolas. Sería un error histórico no aprovechar (como lo hemos hecho obstinadamente en los últimos cinco años) los numerosos argumentos que podríamos plantear ante Bruselas, unas oportunidades inscritas en la Política Agrícola Común. No abogo por una Rumanía que sea únicamente el granero de Europa, sino por una Rumanía que sepa hacer de ello un elemento impulsor en política exterior. Aunque quizás no lo sepamos aprovechar, en cuyo caso, como es evidente, las cosas se vuelven mucho más sencillas. Nos quedamos como estamos y entonces pagaremos el precio.

Mientras que en nuestro país llevamos decenas de años dejando que las malas hierbas invadan grandes terrenos y mientras nos convertimos en un país cada vez más dependiente de costosas importaciones en todos los ámbitos de la producción agrícola, los europeos buscan fórmulas para obtener productos agrícolas económicos y que sean respetuosos con el medio ambiente. Eso es precisamente lo que podríamos ofrecer, a buen precio, si supiéramos o si quisiéramos fomentar lo que tenemos en este momento y al mismo tiempo invirtiéramos en un sistema nacional de pequeñas explotaciones, respaldado por un Banco Nacional de crédito agrícola. Este será el contexto en el que se librará una de las batallas más despiadadas del año 2013 y lo cierto es que tendríamos posibilidades de estar entre los ganadores, puesto que Ucrania, la otra gran cuenca agrícola, está inmersa en graves problemas políticos y no tendría como nosotros la ventaja de pertenecer a la UE.

“Los fenómenos meteorológicos extremos de 2012 han reducido en gran medida la producción agrícola en todo el mundo”, señala Evenimentul zilei: Algunos agricultores han quebrado, otros han sabido aprovechar esta situación y han obtenido grandes beneficios con cultivos como el maíz o la soja, cuyos precios han aumentado de forma espectacular. Pero los agricultores rumanos no han tenido esta oportunidad, añade el diario, ya que en el mercado interno, el precio de venta del maíz es inferior al coste de producción. Esto se explica por las reservas que datan de 2011, “que probablemente acabarán exportándose”, aunque “en 2012 la producción se haya reducido considerablemente por la sequía, hasta el 60% aproximadamente, con respecto al año anterior”. Por otro lado, “las superficies cultivadas con soja se han ido reduciendo cada vez más en los últimos años, puesto que la demanda se ha satisfecho principalmente con la importación”.

El diario señala que las estimaciones de los analistas son más bien sombrías para 2013: “los especialistas de Merrill Lynch temen lo peor y anuncian que en 2013 la producción de trigo será muy débil a nivel mundial. […] Goldman Sachs prevé incluso un aumento de los precios” del trigo y del maíz para los seis primeros meses del año.