El exministro de Asuntos Exteriores, Andrei Marga, ha revolucionado el Instituto Cultural Rumano (ICR) desde su nombramiento a principios de septiembre como director de la institución pública al virar su estrategia tanto que se ha comenzado a ironizar sobre sus ideas que pretende promover. Además, otros centros culturales y organizaciones han empezado a quejarse de la nula colaboración del ICR.

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"Los experimentos estropean el conocimiento y aquellos culturales son indicios de juventud", señaló Marga, quien precisó que el ICR debe apoyar especialmente las obras de mayor éxito.

Esta es la nueva estrategia que ha puesto en marcha el flamante director que ha conseguido enfadar a muchos ciudadanos -entre ellos personalidades- que consideraban a esta institución como una de las pocas que se mantenía al margen de los intereses políticos, aunque estuviese antes bajo las órdenes del presidente de Rumania, Traian Basescu.

En los últimos años, el ICR había apoyado a los jóvenes rumanos que deseaban hacerse un hueco dentro del díficl mundo de la cultura y dejar su huella antes de que su obra se convirtiera en éxito post mortem.

Pese a las políticas de austeridad impuestas por el Fondo Monetario Internacional al país carpático desde 2010, el centro mantuvo su política de apoyar a los nuevos creadores y siguió difundiendo la cultura rumana a través de la organización de distintos eventos y el impulso de las colaboraciones con las administraciones locales y asociaciones.

La buena imagen que reflectaba el ICR, tras habérsela ganado a pulso y con paciencia, se está perdiendo por la ineficacia ayuda que está ofreciendo en estos momentos como la mínima cooperación entre la organización del mayor salón del libro de Frankfurt y la institución, lo que ha perjudicado a las editoriales, según fuentes cercanas a los organizadores alemanes.

Además, los directores de otras instituciones como Goethe, la italiana o la suiza han pedido a Marga que anule la decisión de despedir a su homólogo del ICR en París, Katia Danila, y a la directora adjunta, Simona Radulescu. Su rescisión contractual, afirman, traerá graves consecuencias sobre la participación de Rumania en el salón del libro de París del próximo año, en el que será el invitado de honor.

El director del ICR aclaró que la institución deberá consagrarse a los autores más conocidos como el poeta Mihai Eminescu y a otros nombres que destacaron por sus avances científicos o tecnológicos.

Poco después, Marga declaró que se tiene que promover la calefacción como invento rumano, lo que provocó que aparecieran varias imágenes en el facebook, vídeos y chistes que ironizan esta idea.

El "Radiador" -una imagen que presenta a Marga vestido de gladiador con un calefactor bajo el brazo-, un acordeonista que canta al lado de uno y otro de color rosa con la esvástica son algunas de las fotografías que ya tienen cientos de "me gusta".

Entre los chistes, se pueden leer: "Una estufa llamada cultura" y "los calefactores se disparan", entre otros.

Según Wikipedia, el radiador fue inventado por Franz San Galli, un ruso de origen polaco que vivió en Saint Petersburgo entre 1855 y 1857.

"Todas los institutos se han concentrado en las películas, artes plásticas y música. En los casos que se hicieron bien, está correcto", explicó Marga.

"El cine rumano ha dado grandes pasos. La música y las artes plásticas, sin duda, también pero tenemos que hacer un hueco a las ciencias y a la tecnología. Por ejemplo, el calefactor es una invención de Transilvania, ¿Cuántas personas saben eso?", prosiguió el exministro de Asuntos Exteriores.