Aunque todavía escasas, existen cualificadas voces como la de Florin Manole, críticas con el posicionamiento ideológico conservador del PSD.

Sigla PSDFoto: Hotnews

Si nos abstraemos de los mensajes de propaganda electoral que desde la derecha catalogan al actual PSD como un partido comunista, podremos observar que las medidas de gobierno que ha desarrollado difieren muy poco de las típicas de un partido neoliberal en lo económico y conservador en lo social.

Como comenta Cornel Ban, economista y profesor de Relaciones Internacionales en Boston University: “Las posiciones del PSD en materia macroeconómica son prácticamente las mismas que las del PNL o PDL. Hay, eso sí, una diferencia destacable, pues el PSD ha mostrado algo más de interés en reducir los niveles de desigualdad y pobreza a través de más impuestos y gasto público, aunque sin especificar los objetivos a alcanzar y escondiendo durante la campaña su decisión de subir impuestos. Pero al mismo tiempo las ideas de Ponta vienen acompañadas de un discurso conservador exaltando el orgullo nacional, el conformismo religioso y realizando varios guiños a la derecha. Es un híbrido ideológico bastante extraño”.

Reproducimos a continuación una traducción del texto firmado en Adevarul el pasado 3 de junio porFlorin Manole, miembro de una corriente más nítidamente socialdemócrata dentro del PSD y que, a buen seguro, dará mucho de que hablar en un futuro no muy lejano.

No existe para un hombre más extraña y aguda sensación de soledad que la soledad que siente entonces cuando se haya en medio de una multitud ruidosa. Ésta siente hoy un PSD-ista de izquierda.

En Rumanía, un partido de izquierda no puede ganar en solitario unas elecciones presidenciales, no puede hacer en solitario un 50% +1.

Así suena un así llamado reciente axioma de los políticos rumanos que yo diría que es, francamente, una estupidez. Una grande y, por lo tanto, creíble. Por eso mismo, hay algunos que creen que para ganar las elecciones presidenciales hace falta recoger votos también de gente de centro-derecha, lanzar mensajes también para ellos. Sólo así puedo explicarme dos iniciativas recientes que me sorprendieron desagradablemente durante los últimos días.

La primera iniciativa, que regula la entonación del himno nacional en las escuelas, tiene un toque nacionalista claro y nos retrotrae discretamente hacia la época de los desfiles patrióticos. La segunda, relacionada con el acuerdo entre la Iglesia Ortodoxa Rumana y el Ministerio de Educación, es una medida muy conservadora, electoralista y que pisotea los derechos de los trabajadores de la enseñanza. Surgió ayer además una tercera iniciativa, para nada sorprendente, del diputado Bogdan Diaconu, aunque a ésta no la puedo definir ideológicamente, no tengo la especialización médica necesaria. Los sociólogos la llamarían xenofobia aunque yo creo que este diagnóstico es demasiado blando.

No se sabe si se atraen votos desde la derecha con estas actuaciones, de la misma manera que no se sabe cuántos se pierden desde la izquierda.

Ante este tipo de mensajes/iniciativas debería vibrar (en teoría) una parte del electorado de derecha –incluyo aquí cientos de miles de votantes del PNL, PDL y PMP que son (en la práctica) asistentes sociales, parados, agricultores de subsistencia y trabajadores con el salario mínimo de los pueblos y ciudades de Rumanía. De hecho, estos hombres, a los que la izquierda considera de derecha y la derecha los considera de izquierda, se encuentran indiferentemente del régimen, sólo entre los perdedores. Porque en todo este alboroto de la derecha conservadora, desde que se rehízo la Alianza D.A. hasta las iniciativas anti-minorías, el himno nacional en la escuela primaria debería sustituir los subsidios para los niños, la Iglesia Ortodoxa Rumana (B.O.R.) parece convertirse en el nuevo FMI, la tasa única sigue siendo única.

Por eso no consigue la izquierda suficientes votos en una Rumanía que sufre las desigualdades y la pobreza, que pone el negocio por delante del hombre y el ejército por delante de la educación, porque no es suficientemente de izquierda.

En fin, en estos tiempos en que el presidente de los liberales cita a Lenin, y el presidente de los socialistas cita a Blair, en los que la izquierda se desliza hacia la derecha y la derecha lo hace más a la derecha aún, se dice de mí que tengo pocos miembros del PSD a mi izquierda, que soy una izquierda radical. Menos mal que existe Vasile Ernu, que él siempre estará más a la izquierda que yo, tanto en este blog como en la vida y por siempre jamás.