El partido de la minoría húngara en Rumanía, la Unión Democrática Magiar (UDMR), ha entrado a formar parte del nuevo Gobierno del país balcánico en sustitución de los aliados liberales en la coalición gubernamental, anunció hoy el primer ministro Victor Ponta. “Rumanía necesita estabilidad política”, sobre todo ante los acontecimientos que “están sucediendo en el país vecino Ucrania”, precisó Ponta tras sellar el acuerdo con el presidente de grupo étnico magiar Kelemen Hunor.

Kelemen HunorFoto: Hotnews

El UDMR, que estará a cargo de las carteras de Cultura y Medio Ambiente, se unió así al Partido Socialdemócrata (PSD), Partido Conservador (PC) y a la Unión Nacional por el Progreso de Rumanía (UNPR).

Rumanía, segundo país más pobre de la Unión Europea, cuenta con alrededor de 1.300.000 habitantes de origen húngaro, según el censo realizado en 2012, lo que representa el 6,5 % de la población del país.

Ponta destacó la “seriedad” de sus nuevos aliados cuando han formado parte del Gobierno y mientras se han encontrado en la oposición.

“En Rumanía, las tensiones interétnicas solamente existen en las declaraciones que se realizan ante las cámaras de televisión”, subrayó el jefe del Ejecutivo en alusión a la crisis de la región ucrania de Crimea.

La lista de ministros, que se ha presentado hoy y que componen el tercer ejecutivo desde que Ponta alcanzó el poder en mayo de 2012 junto al Partido Nacional Liberal (PNL), se someterá mañana al voto de confianza del Parlamento, donde se prevé que se apruebe sin problemas.

Ponta conseguirá una mayoría del 60% de la asamblea gracias a los húngaros y a las minorías étnicas, suficiente para aprobar leyes, pero se hallará lejos de la mayoría de dos tercios, que gozaba con los liberales, y que les permitió iniciar un proceso de destitución contra el presidente Traian Basescu.

El apoyo de la minoría magiar concederá al primer ministro un nuevo mandato para impulsar el recorte del déficit, imponer nuevos impuestos como la tasa del carburante y privatizar las empresas estatales, objetivos exigidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), con quien tiene un acuerdo preventivo de 4.000 millones de euros.

Rumanía se verá obligado, por tanto, a tomar duras medidas en un año crítico en el que se celebrarán las elecciones europeas en mayo y las presidenciales en otoño.