El primer ministro rumano, Victor Ponta, pidió hoy a los ministros que inicien “una verdadera reestructuración” en las instituciones, empezando con la reducción de los consejeros de cada ministro y de los secretarios de Estado. Hasta marzo, los responsables de cada cartera tendrán que presentar un proyecto para reducir un 50 por ciento de los jefes que ocupen cargos públicos.

“Se tienen que recortar a la mitad todas las funciones de la administración central: directores generales y jefes de servicios. Funcionarán los ministerios aunque tenga la mitad de sus miembros en los altos cargos”, afirmó Ponta. La reducción de los puestos no se frena al nivel de dirección sino al personal de las compañías dependientes del Estado.

“Tenemos que lograr este año una verdadera reestructuración y no un hachazo”, precisó el jefe del Gabinete. En la actualidad, hay alrededor de un millón de funcionarios en Rumanía, por los que el Estado gasta 1.000 euros brutos por persona de media.

Los jefes representan el 10% de ellos, es decir 100.000 empleados. Para pagarles, el Estado desembolsa por mes 100 millones de euros brutos, de los que la mitad se devuelven al Estado por impuestos o contribuciones sociales. Si Rumanía renuncia a la mitad de los jefes, 50.000 de ellos, el Gobierno ahorrará unos 10 millones de euros por mes, entre 100 y 120 millones de euros brutos al año.

En total, el Estado reduciría un gasto de 50 millones de euros. Sin embargo, se añaden los gastos del desempleo para aquellos que recibirán esta ayuda.

El premier explicó que propondrá al Fondo Monetario Internacional la posibilidad de subir los salarios de aquellos funcionarios que son eficientes.