El primer ministro Victor Ponta estrecha la mano a un Durao Barroso que resulta ser un agresivo martillo. En efecto, el presidente de la Comisión Europea ha “martilleado” en varias ocasiones al premier rumano con duras críticas, explica en su blog el historiador Alex Amaya, que hace una sintésis de los recientes acontecimientos políticos.

La crisis política rumana se ha cerrado finalmente en falso. Iniciada con las grandes protestas sociales de enero, evolucionó después en un ruidoso choque de trenes entre el presidente Traian Basescu y una nueva mayoría parlamentaria de centro-izquierda que forzó la suspensión parlamentaria del presidente, prosigue el académico español que residen en Cluj-Napoca.

La sensación de hastío y pérdida de tiempo y recursos que determinó una insuficiente participación popular en el referéndum (solamente votó un 46% del electorado, y de ahí su invalidación), ha quedado reflejada en una reciente encuesta, según la cual un 87% de los rumanos no confía en los partidos políticos, un 60% desconfía del parlamento y un 58% de la Corte Constitucional., precisa.

Tres cuartas partes del público rumano opinan que los escándalos políticos van a continuar este otoño, y que la cohabitación entre Basescu y el primer ministro Ponta va a ser imposible. El mismo porcentaje cree que su vida va a ser peor en comparación con el comienzo de 2012. El 9 de diciembre se celebrarán elecciones parlamentarias, en las que la Unión Social-Liberal (USL) parte como favorita pese al desgaste sufrido durante la crisis veraniega. Con todo, el panorama político es igual de incierto que medio año antes, por lo que nadie descarta un nuevo intento de impeachment presidencial y un 2013 plagado de comicios adelantados, señala.

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