Rumanía conmemora la semana pasada a las víctimas del Holocausto en su territorio, pero lo hace con un bajo perfil y sin que sus autoridades planeen asistir a ninguno de los actos que organiza el Departamento para Relaciones Interétnicas, la comunidad judía rumana, autoridades políticas y culturales de Iasi, publicaLa Vanguardia, que recoge un reportaje de la agencia EFE.

Pogromul de la IasiFoto: Facebook/ Adrian Cioflanca

Una de las víctimas del Holocausto nazi en Rumania es Leonard Zaicescu, quien tenía 14 años cuando el 27 de junio de 1941 el régimen pro nazi rumano comenzó a exterminar a los judíos de Iasi, su ciudad. Diez días después, unos 13.000 habían muerto en lo que fue el comienzo del Holocausto en Rumanía, cuyo 75 aniversario se está pasando de puntillas.

"Nadie sabía quién imponía el orden: La policía, las tropas rumanas o los soldados alemanes. De repente, se generó el caos y en alemán nos indicaron que saliéramos de casa a las 6 de la mañana", rememora para Efe Zaicescu, una de los tres víctimas aún vivas del conocido como "Pogromo de Iasi", del que se cumplen ahora 75 años.

Esta operación de exterminio se produjo en el contexto de la invasión nazi de la Unión Soviética, en la que participó el régimen fascista y antisemita del dictador rumano Ion Antonescu.

Antes de comenzar el pogromo, las autoridades difundieron falsos rumores de que la población judía de Iasi, situada muy cerca de la frontera soviética, estaba apoyando a la entonces URSS.

Les acusaban de participar en los ataques del Ejército Rojo contra la ciudad, aumentando así la enemistad de la población local con sus convecinos judíos.

Aprovechando ese malestar y el caos provocado por los movimientos de tropas que se dirigían al frente soviético, las autoridades rumanas comenzaron con el exterminio y la deportación de los 45.000 judíos que vivían en Iasi, la mitad de la población de la ciudad.

Los judíos de Iasi fueron obligados a abandonar sus hogares en medio de abusos y agresiones físicas.

Muchos fueron encerrados en la comisaría central de la ciudad, donde soldados rumanos y alemanes acribillaron a miles de ellos.

Varios otros miles más fueron subidos a trenes para ser deportados a la cercana ciudad de Podul Iloaei.

"En cada vagón cabían unas 40 personas pero éramos unos 150 por cada uno de ellos, un total unos 2.000", recuerda Zaicescu, de 89 años de edad.

Asegura que más de 800 personas murieron en su entorno en la diez horas que el tren tardó en recorrer los 16 kilómetros hasta Podul Iloaei. Fueron diez horas de horror, desesperación, hacinados sin comida, sin agua y sin apenas aire respirable.

"Alguien abrió una rendija en la pared del vagón para que pudiéramos respirar; inmediatamente, lo bajaron y lo fusilaron delante de nosotros", cuenta Zaicescu.

La cifra total de víctimas de pogromo no está clara, aunque se estima que entre 13.000 y 15.000 personas, hombres, mujeres, ancianos y niños, fueron asesinadas en los diez días que duró la matanza.

"Hay fosas comunes, víctimas sin nombre. Durante décadas, Rumanía reconoció con voz baja los trágicos acontecimientos de Iasi", dijo a Efe el director del Instituto Elie Wiesel de Bucarest, Alexandru Florian, una institución que estudia la historia del Holocausto.

El Estado rumano, sobre todo en la época comunista, negó durante décadas su participación en las matanzas e incluso que se hubieran producido dentro de su territorio y hasta 2004 no conmemoró por primera vez oficialmente el Holocausto.

El tardío reconocimiento no vino acompañado de una petición oficial de perdón, como si han hecho otros países como la vecina Hungría, que en 1994 reconoció su responsabilidad en el asesinato de más de 450.000 judíos húngaros.

El aniversario del pogromo de Iasi se celebra de forma muy tímida, con poca participación institucional, un programa modesto y con poca presencia en los medios de comunicación.

Según han confirmado a Efe fuentes oficiales, ni el presidente del país, ni el jefe del Gobierno ni ningún ministro acudirán a los actos de recuerdo que tienen lugar hoy y mañana.

Para hoy se ha previsto una ofrenda floral en los cementerios donde fueron sepultadas las víctimas, además de que Zaicescu y otros dos supervivientes recibirán un homenaje y se inaugurará una muestra de fotografías.

Mañana se inaugurarán dos plazas en Iasi dedicadas a los judíos de la ciudad, y se celebrará una mesa redonda sobre el pogromo y un concierto de la Filarmónica de Iasi.

"La indiferencia nos hace vulnerables y caer en los mismos errores del pasado. Si la gente se hubiera sublevado contra los criminales, nunca habría pasado esta matanza", asegura Zaicescu, al reivindicar la memoria histórica como antídoto contra la barbarie.

Según una comisión de historiadores presidida por el superviviente del Holocausto y premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, entre 280.000 y 380.000 judíos, la mitad del total, murieron en las regiones bajo control de Antonescu en la II Guerra Mundial.

La gran mayoría de los supervivientes emigraron en las siguientes décadas a Israel, cuyo gobierno tuvo que pagar a Bucarest por cada inmigrante varios miles de dólares, dependiendo de su formación.

Hoy la comunidad judía de Rumanía cuenta con menos de 4.000 personas, concentradas sobre todo en la capital del país.