Biu sonrie de oreja a oreja y desprende calidez isleña, una mezcla de alegría y relajación. Su saludo te envuelve como una ola del mar Caribe que, con un suave vaivén, te lleva flotando hasta una personalidad espumosa. Cercana y amigable habla directa, sin tapujos, explica Talia Delgado en una entrevista publicada en Hispatriados.

Lleva un vestido vaporoso en el que se contonea un cuerpo menudo pero con formas. Cuando habla emana fuerza oceánica, mece las vocales con la cadencia del ritmo cubano y va entremezclando palabras en rumano. Los “chica, mija y qué lindos” salpican la conversación.

Al hablar de Cuba se reflejan en sus ojos los colores de La Habana, el sonido del Malecón y con cada palabra va trayendo los olores de la comida tradicional, el eco de la música en las esquinas, el rumor de los bailes en la calle entre las voces de los vecinos hablando unos con otros a voces desde las ventanas, contándose su día o pidiéndose sal.

Biu es cantante y natural de La Habana. Autodidacta en percusión y en canto cree que “Dios le puso la mano por esa parte” y fue lo mejor que hizo porque le permite vivir de lo que le gusta; simplemente no se imagina haciendo otra cosa. A los cuatro años se subió a un escenario por primera vez y supo que eso era lo que quería hacer el resto de su vida. Pese a que sus profesores la animaron a inscribirse en la escuela de arte ella entró en derecho e hizo la escuela militar; en derecho duró tres años y de ahí “se fue derecha pa la musica”, dice con una amplia sonrisa. A los 21 ya era cantante profesional con el grupo cubano “Azúcar Negra” con el que iba de gira por diferentes paises hasta que hace siete años y medio llegó a Rumania donde se ha establecido.

“Yo no elegí Rumania, ella me eligió a mí. Yo en Cuba estaba en “Azúcar Negra” una de las más grandes orquestas de salsa y fueron los músicos rumanos de la orquesta “Mandinga” los que me hicieron una propuesta; yo pensé que formar parte de una orquesta extranjera sería una experiencia buena y entonces fue cuando decidí venir. Eso fue lo que me empujó, tener una experiencia con un orquesta extranjera. Yo había viajado mucho pero nunca había tenido este tipo de propuesta y entonces me dije bueno pues en Europa hay mucho movimiento de salsa y de baile, vamos a ver en Rumania que pasa; del país no conocía nada, solamente que era socialista-comunista como Cuba y que venían ingenieros a estudiar; en aquel tiempo yo era más niña pero ya fuera de eso no sabía más nada y bueno me gustó la idea y me vine”.

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