Con una sonrisa tímida de un muchacho que vive un momento dulce tras ganar el Oso de Oro, el director rumano Calin Peter Netzer explica en una entrevista que la película "Child pose" está inspirada en una familia de jubilados ingleses afincados en la Costa de Sol.

Calin NetzerFoto: Hotnews

"El guionista Razvan Radulescu y yo tuvimos un proyecto inicial que sucedía en España, con unos pensionistas ingleses que residen en la Costa de Sol. Se trataba de una familia con problemas entre el niño y la madre", cuenta Netzer rodeado de folletos de su filme esparcidos por su despacho.

"Investigamos y empezamos a documentarnos sobre esta familia inglesa. Se trataba mucho más de la mentalidad inglesa de la que no tuvimos tiempo para explorar, así que la extrapolamos a nuestras familias, a las relaciones con nuestras madres", prosigue el cineasta, de 37 años.

Pronto, ambos triunfadores del Festival de cine de Berlín se dieron cuenta de que debían escribir un guión sobre Rumanía pero dirigido a todas los espectadores del mundo: "Solo deseábamos que aconteciera en Rumanía para que entendiéramos mejor la problemática".

La historia se basa en la relación entre la madre y el hijo, vínculo al que califica de "patológico", aunque se apoya en otras realidades de la sociedad rumana.

"Desde el punto de vista dramático, necesitamos la discrepancia entre el espectro social y la corrupción, pero el tema sigue siendo la relación entre la madre y su hijo", señala Netzer, que subraya "el complejo de Edipo", como hilo conductor.

"No se trata a la fuerza de una historia triste, sino de una relación patológica que aborda un drama psicológico", indica.

Netzer confiesa que resaltó el abismo que existe todavía entre la clase alta y la masa empobrecida en Rumanía, segundo país más pobre de la Unión Europea, para acentuar el drama freudiano y reflejar una realidad rumana.

Sin embargo, el director destaca la parte humana al final de la película: "Se termina con una conversación de madre a madre; las desigualdades entre las familias se disuelven ya que se negocia a través del humano."

Ante las numerosas opiniones de dentro y fuera de las fronteras rumanas que apuntan al cine nacional como triste, Netzer alega que "cada uno de los directores habla de lo que sabe y lo que ve en Rumanía".

"Hacer otro género de película, cómico o comercial, aún no merece la pena porque no se gana dinero. Si se tiene gran éxito con una película significa unos 80.000 espectadores en un país de 22 millones de habitantes", lamenta.

El cineasta es consciente de que la única posibilidad de promover su filme pasa por "presentarse a los festivales y encontrar un distribuidor mundial que la venda en el extranjero mediante los premios obtenidos".

Ahora, Netzer se halla a la caza y captura de un distribuidor estadounidense para que les apoye de cara a los Oscars, aunque reconoce que "el camino es largo".

"Estamos negociando con una empresa importante con la que esperamos alcanzar un acuerdo ya que se necesita hacer lobby", explica el laureado cineasta que, sin embargo, se mostró optimista para pisar la alfombra roja: "Hay muchas oportunidades por lo que hemos visto".