Rumania, socio de la UE desde 2007, ha regresado a la pista de despegue tras los problemas que lo dejaron rezagado frente a sus vecinos. En 2013 su economía creció el 3,5% y el año pasado un 2,8%. Este año, hasta junio, figura entre los primeros de los Veintiocho con el 3,7%. También el paro, en el 6,8%, parece bajo control, escribe el diarioEl País.

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El país europeo oriental fue uno de los que más sufrió la crisis que aún coletea. "Fue tan dura", dicen en el despacho Theodoru & Associates de Bucarest, socio de Mariscal Abogados, que "entre 2009 y 2013 muchas empresas quebraron". El país tuvo incluso que pedir ayuda a la UE y al FMI (unos 20.000 millones de euros), que llegó condicionada a una serie de ajustes y reformas.

"El más dramático", prosiguen en Theodoru, "fue un recorte del 25% del salario de los funcionarios y del 15% a las pensiones", lo que desencadenó una oleada de portestas que acabaron por forzar la dimisión del entonces primer ministro, Emil Boc, en febrero del 2012.

El sucesor, el socialdemócrata Victor Ponta, no solo no renunció a las reformas sino que decidió acelerarlas. Rumania está cambiando tan rápido que, según apunta Chemá Budé, de Nervia Consultores, con filial en Bucarest, "cada viaje que hago noto cómo va mejorando el nivel de vida, las ciudades, las infraestructuras, el consumo, todo".

El último ránking de competitividad elaborado por el Foro Económico Mundial sitúa a Rumania en el puesto 59, más o menos en línea con sus vecinos: Polonia está en el 43 y Hungría en el 60. Tiene una población muy bien formada y con buen nivel tecnológico.

Desde el punto de vista macroeconómico cuenta con un déficit y una deuda pública bajas y un consumo en alza, debido a que los salarios están subiendo (un 4% este año, según Theodoru) y el tipo de interés está en el 1,75%, cuando en el 2008 estaba en 10,25%.

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